Por Bruno Cortés
Bajo las altas cúpulas del Palacio Legislativo de San Lázaro, donde el eco de los debates resuena entre muros históricos, la diputada Lilia Aguilar Gil (PT) alzó la voz para exigir un cambio estructural: la capacitación obligatoria en perspectiva de género para todos los legisladores. Con un tono firme y gestos que reflejaban décadas de lucha, Aguilar delineó un panorama donde la igualdad sustantiva no sea un discurso, sino una práctica institucional.
Un llamado a la transformación
Aguilar, reconocida por su trayectoria en la defensa de los derechos de las mujeres, destacó la urgencia de formar a los legisladores en temas de género. “No podemos permitir que la ignorancia siga minando décadas de avances”, declaró frente a un hemiciclo donde predominan trajes oscuros y corbatas. Su petición no es abstracta: en 2012, al llegar a la Junta de Coordinación Política (Jucopo), encontró mingitorios donde hoy existen baños para mujeres. “El espacio físico ha cambiado, pero la mentalidad política sigue anclada en lo masculino”, subrayó.
El Grupo Plural de Diputadas: un faro de equidad
Entre sus exigencias clave está la reinstalación del Grupo Plural de Diputadas, un organismo transversal que revisa iniciativas vinculadas a la igualdad sustantiva. Aguilar lo definió como “un contrapeso necesario” ante iniciativas que, sin filtros de género, perpetúan sesgos. Citó como ejemplo reciente el caso del diputado Cuauhtémoc Blanco Bravo (Morena), cuyo procedimiento disciplinario evidenció, según ella, “una cloaca de machismos enclosetados”.
Sororidad frente a represalias
Consultada sobre posibles represalias por su postura crítica, Aguilar admitió tensiones: “Hay golpes por debajo de la mesa, pero estamos preparadas”. Relató cómo diputadas del PT han sido señaladas por foros públicos o acciones legislativas, pero enfatizó la importancia de la sororidad: “No seremos el martillo que rompa el movimiento”. Reconoció a figuras como la diputada María Teresa Ealy (Morena), quien votó contra un dictamen polémico, demostrando que la lucha trasciende colores partidistas.
Critica al «Club de Toby» en la política
La legisladora no evitó señalar contradicciones. Al referirse a la propuesta de Movimiento Ciudadano (MC) de impartir talleres de género en una Junta dominada por hombres, lo calificó como un “Club de Toby” —alusión a espacios exclusivamente masculinos—. “La perspectiva de género no es un taller de protocolo; es un compromiso con causas estructurales”, afirmó.
Reglas claras contra la arbitrariedad
Aguilar también exigió transparencia en los órganos internos del Congreso, como la Sección Instructora y la Comisión Jurisdiccional. “No puede dejarse todo a la libre interpretación de unos cuantos”, advirtió, en referencia a casos donde, según ella, priman intereses políticos sobre la justicia. Su postura busca estandarizar criterios objetivos, lejos de lo que llama “armas machistas” disfrazadas de procedimiento.
Legado y futuro
La diputada cerró con un mensaje esperanzador: recordó que, en 2012, las mujeres eran invisibles en San Lázaro, mientras hoy ocupan escaños y presiden comisiones. “El cambio es lento, pero imparable”, afirmó. Sin embargo, alertó sobre retrocesos: “Si cedemos ante los ánimos machistas, traicionaremos a las generaciones futuras”.
Un movimiento que trasciende partidos
La exigencia de Aguilar no es un reclamo aislado. Organizaciones como el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y la Red de Politólogas México han respaldado la necesidad de capacitación legislativa en género. Mientras el Congreso debate, las palabras de la diputada resuenan como un recordatorio: la igualdad no se decreta, se construye con cada ley, cada voto y cada baño que reemplaza un mingitorio.