El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca trae consigo una postura económica firme y polémica, como lo demuestra su reciente anuncio sobre nuevos aranceles a productos importados de varios países. La medida, que promete reformar las dinámicas del comercio global, ha generado respuestas rápidas y diversas en todo el mundo, desde críticas hasta amenazas de represalias.
Este miércoles, Trump reveló que firmaría una «histórica» orden ejecutiva que instaura aranceles recíprocos a países que imponen tarifas a productos estadounidenses. «Recíproco significa: ellos nos lo hacen a nosotros y nosotros se lo hacemos a ellos», expresó Trump en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, destacando que este momento marcaría un antes y un después en la historia económica de Estados Unidos.
Las tarifas impuestas por Trump son contundentes: 34% para China, 24% para Japón, 26% para India y 20% para los países de la Unión Europea. Estas medidas no solo impactan las economías de los países afectados, sino que también generan un ambiente de incertidumbre en los mercados internacionales. El dólar se depreció un 1% frente al euro, reflejando el nerviosismo sobre el futuro comercial.
La reacción de la Unión Europea fue inmediata, con Manfred Weber, presidente del Parlamento Europeo, criticando abiertamente las medidas proteccionistas de Trump y advirtiendo sobre los peligros de una guerra comercial. En Canadá, el primer ministro Mark Carney prometió luchar contra los aranceles, asegurando que estas tarifas cambiarán «fundamentalmente el sistema de comercio mundial».
Por su parte, Brasil ha optado por una respuesta legislativa, aprobando en su Congreso una “ley de reciprocidad económica” que le otorga al Ejecutivo las herramientas necesarias para responder a las barreras comerciales impuestas por Washington. Mientras tanto, en Italia, la primera ministra Giorgia Meloni condenó las nuevas tarifas de Estados Unidos, llamando a evitar un conflicto comercial que podría debilitar al bloque occidental.
Desde el sector empresarial, la preocupación también ha sido palpable. El Consejo Empresarial Internacional de Estados Unidos (USCIB) pidió a la Administración Trump reconsiderar las nuevas medidas, argumentando que las represalias de otros países elevarán los costos de manufactura, incrementarán los precios para los consumidores y desestabilizarán las cadenas de suministro globales. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, también intervino, advirtiendo sobre las consecuencias de una escalada de represalias entre naciones.
El futuro de las relaciones comerciales internacionales parece más incierto que nunca, mientras los países afectados se preparan para tomar decisiones cruciales en los próximos días. La postura de Trump ha polarizado opiniones, pero lo cierto es que el impacto de estas nuevas tarifas será sentido en cada rincón del mundo.