Por Juan Pablo Ojeda
En los momentos previos a su muerte, el Papa Francisco dejó un mensaje emotivo de agradecimiento a Massimiliano Strappetti, su enfermero personal, por haberle animado a realizar su último recorrido en el papamóvil el domingo, después de la tradicional bendición Urbi et Orbi en la Plaza de San Pedro. Según fuentes vaticanas, el Papa, visiblemente cansado pero satisfecho, se dirigió a Strappetti con un «Gracias por traerme de nuevo a la Plaza», marcando un último acto de cercanía con los miles de fieles que se congregaron para escuchar su mensaje.
El pontífice había tenido un día tranquilo tras su aparición pública. Después de saludar a los fieles desde el balcón de la Logia Central de la Basílica Vaticana, Francisco descansó y cenó de manera tranquila. Sin embargo, en la madrugada del lunes, alrededor de las 5:30 a.m., comenzaron a manifestarse los primeros síntomas de un ictus, lo que rápidamente lo llevó a caer en coma. Según reporta el periodista de Vatican News, Salvatore Cernuzio, la intervención oportuna de los que lo atendían fue clave, pero Francisco no sufrió, y todo ocurrió de manera rápida.
Strappetti, quien había estado a su lado durante la cirugía de colon en 2021 que le salvó la vida, también estuvo presente en sus últimos momentos. Durante los 38 días de hospitalización en el Policlinico Gemelli y las semanas posteriores en la Casa Santa Marta, Strappetti fue una figura fundamental en la atención al Papa, quien confiaba profundamente en él.
La última aparición pública del Papa fue un acto significativo, donde, tras la bendición Urbi et Orbi, decidió realizar un recorrido en el papamóvil, a pesar de las dudas sobre su capacidad. «¿Crees que puedo hacerlo?», le preguntó al enfermero, quien le tranquilizó. Cansado pero con una profunda satisfacción, el Papa se dirigió a los fieles, marcando un emotivo adiós a su pueblo.
Este último gesto de Francisco, a pesar de su fragilidad, refleja el profundo compromiso del Papa con su misión y su cercanía con los católicos de todo el mundo. Massimiliano Strappetti, a través de su apoyo constante y su dedicación, se convirtió en una figura clave en los últimos momentos del pontífice, quien con su partida deja un vacío profundo en la Iglesia Católica.