CDMX a 31 de marzo, 2023.- Las sillas confidentes son un icono de Yucatán y se caracterizan por ser un sillón para dos personas que permite mantener contacto visual y conversar sin perder la decencia y la discreción.
La historia detrás de estas sillas es interesante y se relaciona con los celos de un padre cuya hija estaba siendo cortejada por un joven del pueblo.
El padre permitió que el muchacho se reuniera con su hija, pero les puso la condición de que no hubiera contacto físico entre ellos. Para cumplir con esta condición, el padre creó una silla especial para que la pareja pudiera sentarse y conversar sin tocarse.
Curiosamente, parece que las sillas confidentes no tienen su origen en Mérida, sino a unos 50 kilómetros de ahí, en la ciudad de Bokobá, localizada también en la llamada zona henequenera de Yucatán.
No se sabe exactamente quién las diseñó, pero una de las leyendas más difundidas en Yucatán cuenta que nacieron gracias a los celos de un padre.
En Mérida, las primeras sillas confidentes se instalaron en 1915 tras una remodelación de la Plaza Grande, en pleno centro de la ciudad.
Desde ahí, se popularizaron rápidamente y se colocaron en otros puntos de Mérida y otras ciudades de Yucatán.