Las sepias, conocidas por su capacidad de camuflaje y su inteligencia, han vuelto a sorprender a la comunidad científica. Un estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B demostró que estos cefalópodos son capaces de superar una versión adaptada del «test del malvavisco», una prueba diseñada originalmente para medir la capacidad de los niños para aplazar la gratificación. Este hallazgo no solo refuerza la idea de que las sepias son animales excepcionalmente inteligentes, sino que también plantea nuevas preguntas sobre la evolución de la cognición en el reino animal.
El «test del malvavisco» consiste en ofrecer a un niño un dulce con la promesa de que, si espera un tiempo determinado, recibirá una recompensa mayor. En el caso de las sepias, los investigadores adaptaron la prueba utilizando dos tipos de alimentos: uno menos apetecible y otro más deseable, como camarones. Las sepias aprendieron rápidamente que, si esperaban a que se abriera la segunda puerta, podrían acceder a su comida favorita en lugar de conformarse con la opción menos atractiva.
Esta habilidad para aplazar la gratificación no es común en el mundo animal y sugiere un nivel avanzado de autocontrol y planificación. Los científicos creen que esta capacidad podría estar relacionada con la estrategia de caza de las sepias, que implica esperar pacientemente a que sus presas se acerquen antes de atacar. Este comportamiento requiere no solo paciencia, sino también una evaluación constante de los riesgos y beneficios, ya que un movimiento prematuro podría ahuyentar a otras presas o atraer a depredadores.
Además de su inteligencia, las sepias son famosas por su increíble capacidad de camuflaje. Con más de 10 millones de células pigmentarias en su piel, pueden cambiar de color, patrón y textura en cuestión de segundos para mimetizarse con su entorno. Esta habilidad no solo les permite esconderse de depredadores y emboscar a sus presas, sino también comunicarse con otros miembros de su especie, especialmente durante el apareamiento.
Aunque la mayoría de las especies de sepias no están en peligro de extinción, algunas, como la sepia gigante australiana (Sepia apama), enfrentan amenazas debido a la acidificación de los océanos causada por el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera. Este fenómeno podría afectar a todas las especies de cefalópodos en el futuro, lo que subraya la importancia de proteger estos fascinantes animales y sus hábitats.
El estudio sobre la inteligencia de las sepias no solo amplía nuestro entendimiento de las capacidades cognitivas de los invertebrados, sino que también desafía las ideas preconcebidas sobre la evolución de la inteligencia. Aunque tradicionalmente se ha asociado esta cualidad con mamíferos y aves, los cefalópodos demuestran que la cognición avanzada puede surgir en linajes evolutivos muy diferentes.
En definitiva, las sepias nos recuerdan que la inteligencia en el reino animal es más diversa y sorprendente de lo que imaginamos, y que aún queda mucho por descubrir sobre estas enigmáticas criaturas marinas.