El pasado 5 de septiembre, el telescopio espacial James Webb captó sus primeras imágenes y espectros de Marte. El telescopio, una colaboración internacional entre la NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la Agencia Espacial Canadiense, brindó «una perspectiva única» del planeta rojo, complementando ahora, con su sensibilidad infrarroja, los datos que se están recopilando por orbitadores, vehículos todoterrenos y otros telescopios, según divulgó, este lunes, la ESA.
Las primeras imágenes del James Webb de Marte, captadas por la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam), muestran una región del hemisferio oriental en dos longitudes de onda diferentes, o colores de luz infrarroja.
Ubicado a casi 1,5 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, en el punto 2 (L2) de Lagrange Sol-Tierra, el James Webb ofrece una vista única del disco observable de Marte (la parte del lado iluminado por el Sol que mira hacia el telescopio). Como resultado, puede estudiar fenómenos a corto plazo como tormentas de polvo, patrones climáticos, cambios estacionales y procesos que ocurren en diferentes momentos de un día marciano.
Por estar tan cerca, nuestro planeta vecino es uno de los objetos más brillantes en el cielo nocturno en términos de luz visible y luz infrarroja. Los instrumentos del telescopio, construido para detectar la luz extremadamente tenue de las galaxias más distantes del universo, son tan sensibles que, sin técnicas especiales de observación, la brillante luz infrarroja de Marte resulta cegadora y provoca un fenómeno conocido como ‘saturación del detector’. Para resolver este desafío, los astrónomos ajustaron el brillo extremo de Marte utilizando exposiciones muy cortas, midiendo solo parte de la luz que incidía en los detectores y aplicando técnicas especiales de análisis de datos.
Los astrónomos analizarán las características de las imágenes espectrales, también captadas por el telescopio, para recopilar información adicional sobre la composición química de la superficie y la delgada atmósfera del planeta. En el futuro, el James Webb utilizará estos datos espectroscópicos y de imágenes para explorar las diferencias regionales en todo el planeta y buscar especies traza en la atmósfera, incluidos el metano y el cloruro de hidrógeno.
Chris Evans, científico del proyecto James Webb para la ESA, explicó en un correo electrónico, que menciona Gizmodo este lunes, que estas primeras observaciones de Marte «demuestran cómo podemos estudiar las diferentes regiones de su superficie, incluida la composición de su atmósfera» con los instrumentos que trae a bordo el telescopio. Evans recalcó que, «siguiendo lo que se ha hecho con otras misiones, y sin las limitaciones de la atmósfera de la Tierra en la espectroscopia terrestre, el James Webb nos brindará nuevos conocimientos sobre temas importantes como la historia del agua en Marte».