Las casas de adobe, que alguna vez dominaron los paisajes mexicanos, se enfrentan a la extinción en la era de la construcción industrializada. Estos tesoros arquitectónicos, construidos con técnicas ancestrales y materiales naturales, están perdiendo terreno ante la creciente preferencia por materiales modernos. En este reportaje, exploraremos la rica historia de las casas de adobe y el peligro que enfrentan en la actualidad.
Un legado de tierra cruda
A lo largo de la historia de México, la tierra cruda ha sido un material de construcción fundamental. El adobe, que toma su nombre de la voz árabe «al-tub», es un ladrillo crudo mezclado con hojas y paja, que se seca al sol para obtener su característica resistencia. Esta técnica de construcción ha dejado una huella profunda en la arquitectura mexicana, desde las casas rurales hasta las estructuras precolombinas.
Las ventajas del adobe
Una de las principales ventajas de la construcción con adobe es su capacidad de mantener la temperatura. Durante el día, absorbe el calor y lo libera durante la noche, lo que lo hace ideal para climas variados. Además, el adobe es un material económico, versátil y sostenible, que se presta a la creatividad arquitectónica y facilita futuras modificaciones en las estructuras.
Un patrimonio en riesgo
A pesar de sus indiscutibles ventajas, las casas de adobe enfrentan la amenaza de la extinción. La creciente disponibilidad de materiales y técnicas de construcción industrializados ha llevado a la percepción errónea de que el adobe es obsoleto y poco saludable. Esta técnica ancestral, que durante generaciones fue común en las viviendas mexicanas, está en peligro debido a la falta de apoyo de las instituciones de vivienda, educativas y de patrimonio.
El rescate de un legado
Afortunadamente, aún existen ejemplos de esfuerzos por proteger y restaurar estructuras de adobe en México. Paquimé en Chihuahua, inscrita en la lista de Patrimonio Mundial por la Unesco, es un testimonio de la importancia histórica de estas construcciones. Sin embargo, muchas otras edificaciones, como la ruta de los Primeros Monasterios del Siglo XVI o la ciudad fantasma de Mineral de Pozos en Guanajuato, enfrentan la amenaza de la desaparición.