En Kenia, ser mujer y atleta de élite se ha convertido en una peligrosa combinación. La violencia de género, un problema grave en el país, se ha infiltrado incluso en el mundo del deporte, donde las atletas enfrentan riesgos no solo en la pista, sino también en sus propios hogares. Este miércoles, Rebecca Cheptegei, una prometedora maratonista que representó a Uganda en los Juegos Olímpicos de París, murió tras ser quemada viva por su pareja. Este trágico suceso no es un caso aislado: Agnes Tirop y Damaris Mutua, también atletas de renombre, fueron asesinadas por sus parejas en 2021 y 2022, respectivamente.
El ministro keniano de Deportes, Kipchumba Murkomen, expresó su conmoción ante estos hechos, subrayando la necesidad urgente de combatir la violencia de género en todos los niveles de la sociedad, incluido el deportivo. La violencia contra las mujeres en Kenia no es un problema nuevo, pero la frecuencia y brutalidad de estos ataques recientes han puesto de manifiesto la necesidad de un cambio inmediato y profundo.
Según datos del Centro Nacional de Investigación Criminal de Kenia, una mujer muere a manos de su pareja o de un familiar cercano cada dos días. Además, el 28% de las mujeres que han estado en una relación con un hombre han experimentado violencia física, sexual o emocional. Estos actos de violencia son a menudo minimizados como «violencia doméstica», un término que oculta la gravedad y el impacto de estas acciones en la vida de las víctimas.
Las leyes discriminatorias en Kenia y en otros países africanos siguen perpetuando esta violencia, dejando a mujeres y niñas en situaciones de mayor riesgo y vulnerabilidad. La comunidad internacional, así como organizaciones locales, han llamado a una reforma urgente de estas leyes para proteger mejor a las mujeres y ofrecerles igualdad de oportunidades y derechos.
El asesinato de Agnes Tirop en 2021 conmocionó al país y a la comunidad deportiva global. Tirop, quien era plusmarquista mundial en los 10 kilómetros en ruta, fue apuñalada por su marido en su casa cerca de Eldoret, un lugar conocido por ser el centro de entrenamiento de muchas estrellas del atletismo. La muerte de Tirop, seguida por el asesinato de Damaris Mutua unos meses después, destaca un patrón perturbador de violencia contra las atletas.
Los atletas, tanto nacionales como internacionales, han salido a las calles en protesta, exigiendo justicia para las víctimas y un mayor apoyo y protección para las mujeres en el deporte. El reciente compromiso del ministro de Deportes de Kenia de buscar justicia para Cheptegei es un paso en la dirección correcta, pero queda mucho por hacer para asegurar que ser atleta de élite en Kenia no sea un deporte de alto riesgo para las mujeres.