Chilapa, Guerrero – Bajo el calor del mediodía y el verde intenso que tapiza las montañas de Guerrero, se prepara un espectáculo ancestral que cada 15 de agosto capta la atención de propios y extraños: La Tigrada, una festividad que mezcla la fe, la tradición y la petición de lluvia en una explosión de color y energía.
En Chilapa, un lugar donde la diversidad cultural se respira en cada rincón y las lenguas náhuatl, tlapaneco, y mixteco se entretejen formando un tapiz de tradiciones ancestrales, La Tigrada se erige como uno de los rituales más emblemáticos de la región. Este evento no solo es un pedido a Tláloc, el dios de la lluvia en la mitología mesoamericana, sino también un agradecimiento a la Madre Tierra y a la Virgen de la Asunción por los favores concedidos.
Al caer la tarde, las calles de Chilapa se transforman. Los habitantes, ataviados con ropas que imitan la piel de tigre y máscaras de madera adornadas con espejos y colmillos, se convierten en los protagonistas de una danza ancestral. Arrastran cadenas de metal que, al chocar contra el suelo, replican el sonido de la lluvia, mientras persiguen a los espectadores en un juego simbólico que recuerda a las viejas tradiciones de protección y agradecimiento a las fuerzas de la naturaleza.
Aunque hoy día el jaguar es visto como un símbolo de valentía y fertilidad, en La Tigrada, la figura del tigre se ha mezclado con estas antiguas creencias, representando la dualidad entre lo humano y lo divino, lo cultural y lo natural. Esta festividad no solo es un espectáculo visual; es una vivencia profunda de conexión con las raíces mesoamericanas y la espiritualidad de la tierra que nos sustenta.
La leyenda detrás de La Tigrada habla de un engaño a Tláloc, donde los hombres, disfrazados de tigres, robaron maíz del dios, provocando su furia. Este mito refleja la interacción constante entre los seres humanos y lo sagrado, donde los límites se desvanecen en medio de la fiesta.
Al anochecer, la celebración se transforma en una verbena popular, con música en vivo y puestos de comida típica, marcando el fin de una jornada donde la comunidad y sus visitantes se unen para rendir homenaje a la tierra, la lluvia, y la vida misma.
Chilapa invita a todos, a solo tres horas de Acapulco, a ser parte de esta experiencia única donde el pasado y el presente se encuentran para celebrar las maravillas de la naturaleza y la riqueza cultural de Guerrero.