Millones de estadounidenses que luchan contra la depresión podrían beneficiarse de la terapia asistida con psilocibina, el ingrediente activo de los llamados «hongos mágicos», según una nueva investigación. Sin embargo, la aprobación de este tratamiento innovador depende de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos.
Según datos de Johns Hopkins Medicine, aproximadamente uno de cada diez adultos estadounidenses sufre de una enfermedad depresiva cada año, mientras que uno de cada cuatro experimenta algún trastorno de salud mental diagnosticable. Investigaciones anteriores han demostrado que la psilocibina puede ofrecer un alivio significativo de los síntomas del trastorno depresivo mayor, con solo dos dosis que pueden tener efectos duraderos hasta por un año.
Aunque la terapia psicodélica ha mostrado promesa en el tratamiento de diversos trastornos mentales y adicciones, la terapia asistida por psilocibina aún no ha recibido la aprobación oficial de la FDA. No obstante, el organismo ha otorgado varias designaciones de «terapia innovadora» para la psilocibina en el tratamiento de la depresión resistente, es decir, aquella que no responde a al menos dos tipos diferentes de antidepresivos. Una aprobación más amplia podría estar en el horizonte.
¿Cuántas personas podrían beneficiarse?
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Emory, la Universidad de Wisconsin-Madison y la Universidad de California en Berkeley buscó cuantificar la demanda potencial de la terapia asistida por psilocibina para la depresión en Estados Unidos. Al combinar datos sobre la prevalencia de la depresión con los criterios de elegibilidad de ensayos clínicos recientes, el equipo determinó que entre el 56% y el 62% de las personas actualmente en tratamiento para la depresión—es decir, entre 5.1 y 5.6 millones de estadounidenses—podrían calificar para esta terapia si fuera aprobada.
«Nuestros hallazgos sugieren que si la FDA da luz verde, la terapia psicodélica asistida por psilocibina tiene el potencial de ayudar a millones de estadounidenses que sufren de depresión», afirmó Syed Fayzan Rab, candidato a médico en Emory y autor principal del estudio. «Esto subraya la importancia de comprender las realidades prácticas de implementar este nuevo tratamiento a gran escala».
Rab también señaló que la estimación podría ser conservadora, ya que el análisis solo se enfocó en personas que ya están recibiendo tratamiento. Factores como los criterios de inclusión que apruebe la FDA, la cobertura de seguro, la disponibilidad y las variaciones regionales también podrían influir en el acceso a este tratamiento.
El camino hacia la aceptación y aplicación
Charles Raison, colaborador del estudio e investigador principal en uno de los ensayos clínicos más grandes sobre la eficacia de la psilocibina para la depresión, destacó la importancia de estos hallazgos. «Si bien nuestro análisis es un primer paso crucial, solo hemos arañado la superficie para comprender el verdadero impacto en la salud pública que puede tener la terapia con psilocibina», dijo Raison.
Agregó que el potencial de este tratamiento depende en última instancia de los organismos reguladores, los responsables políticos, las aseguradoras y la comunidad de atención médica en general. «Esperamos que estos hallazgos estimulen discusiones productivas y preparaciones proactivas para optimizar el beneficio para los pacientes al tiempo que minimizan las consecuencias no deseadas», concluyó.