Después de Tokio 2020, la medallista olímpica Lydia Jacoby experimentó la depresión postolímpica, un fenómeno que se ha vuelto más visible y discutido entre los atletas. Jacoby, quien no se clasificó para los Juegos Olímpicos de París 2024, comparte cómo superó este desafío y cómo ha cambiado la percepción sobre la salud mental en el deporte.
A medida que los Juegos de París comienzan, los atletas tienen más acceso que nunca a recursos de salud mental, lo cual es significativo dado que la mitad de los atletas de Estados Unidos en las últimas dos Olimpiadas enfrentaron problemas como ansiedad, depresión y trastornos del sueño. Figuras como Simone Biles, Naomi Osaka y Michael Phelps han sido voces prominentes en esta conversación global, destacando la importancia de cuidar la mente tanto como el cuerpo.
Los Juegos de Invierno de Pekín fueron los primeros en incluir credenciales adicionales para profesionales de salud mental, y en París habrá más de 170 procedentes de más de 90 países, con servicios disponibles las 24 horas del día. La salud mental de los atletas se está convirtiendo en una prioridad, con la creación de «zonas mentales» y el monitoreo de redes sociales para proteger a los atletas del ciberacoso.