Por Bruno Cortés
Imagínate que México está en una carrera por hacerse más fuerte y autosuficiente en energía. Este mes, en la Cámara de Diputados, los legisladores dieron un paso importante al aprobar una reforma a la Constitución que modifica tres artículos clave sobre empresas y áreas estratégicas, logrando una mayoría aplastante de 350 votos a favor. Pero, ¿qué implica esto para nosotros, el pueblo?
Primero, hay que entender que esta reforma, impulsada principalmente por el partido Morena, busca asegurar que México produzca su propia energía de manera sostenible. La idea es que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex) se enfoquen en fuentes de energía más limpias, como la solar y la eólica. Así, no solo se busca un México más verde, sino también un país que dependa menos de energías externas.
Las diputadas y diputados de Morena han estado alzando la voz para dejar claro que con esta reforma se quiere equilibrar la cancha entre el sector público y el privado. El argumento es que es hora de que el Estado juegue un papel más fuerte en el manejo de nuestros recursos energéticos. La diputada Magda Érika Salgado Ponce comentó que este cambio es crucial no solo para combatir el cambio climático, sino también para mejorar la calidad de vida de la gente.
También se criticó el pasado neoliberal, cuando se privatizaron múltiples empresas del Estado. Según la diputada Gabriela Valdepeñas, el enfoque actual busca revertir esa tendencia y garantizar que las empresas sirvan al pueblo, alineándose con el objetivo de la Cuarta Transformación que promueve el bienestar social.
¿Y qué hay del futuro? La reforma promete que las zonas más marginadas del país tendrán acceso a servicios básicos, como el internet, y que la CFE generará más de la mitad de la energía eléctrica que consumimos. Esto no es solo una promesa, es un compromiso a nivel constitucional.
En resumen, este movimiento no solo marca un hito en la política energética de México, sino que también puede abrir puertas para una mayor inversión en energías limpias y un control más sólido sobre nuestros recursos nacionales. Si todo sale según lo planeado, México podría fortalecer su posición internacional y asegurarse un futuro sostenible y autosuficiente. Así que, aunque no siempre hablemos de política, lo que pasa en el Congreso nos afecta a todos, y esta reforma es un claro ejemplo de ello.