Por Bruno Cortés
La diputada Noemí Luna Ayala, coordinadora del Grupo Parlamentario del PAN, ha dejado claro que está en contra de la reforma que busca modificar la supremacía constitucional en México. Para ella, esta reforma es “una aberración” y, en sus propias palabras, tiene como objetivo evitar que la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronuncie sobre un juicio de amparo que se basa en serias violaciones al proceso legislativo de la reforma judicial. Esto es importante porque, si la Corte no puede intervenir, se estarían dejando de lado aspectos fundamentales de la justicia.
Luna Ayala explica que la modificación a los artículos 105 y 107 de la Constitución está diseñada para que la Suprema Corte no pueda hacer una manifestación a favor de los amparos que se han presentado. Esto es alarmante porque significa que, si el proceso legislativo fue mal hecho, la Corte no tendría el poder para corregirlo. La diputada no se detiene ahí; también critica la próxima elección de jueces y ministros, describiéndola como una “simulación” que carece de transparencia. Según ella, se están eliminando las divisiones entre los poderes del Estado, lo que podría poner en riesgo la democracia.
“No sabemos quiénes serán propuestos para los comités de evaluación, y esto es preocupante”, dice Luna, señalando que el proceso está tan mal diseñado que no parece cumplir con su propósito original. El PAN decidió no participar en este Comité de Evaluación porque considera que hacerlo sería convalidar un proceso que ya está viciado desde su inicio. Es como si estuvieran aceptando un juego en el que las reglas son deshonestas desde el principio.
La diputada también advierte que la reforma judicial busca concentrar todo el poder en un solo partido, violando la división de poderes que está garantizada en la Constitución. “No es una búsqueda de mejora, sino de venganza”, dice, aludiendo a cómo ciertos poderes han sabido poner límites a otros en el pasado.
Y no todo se queda ahí. Cuando se le preguntó sobre el caso de una adolescente en Querétaro que fue enjuiciada tras sufrir un aborto espontáneo, Luna pidió que se actuara con «humanismo político». Hizo un llamado al fiscal estatal para que analice el caso a fondo y aplique justicia a quien realmente es la víctima, subrayando la importancia de abordar situaciones delicadas con sensibilidad.
En resumen, el debate sobre la reforma judicial no solo se trata de leyes, sino de cómo se estructura el poder en el país. La diputada Luna Ayala está lanzando una alerta sobre los riesgos que esta reforma podría traer, y la pregunta es: ¿qué dirección tomará México en este laberinto político?