Por Bruno Cortés
En la vorágine de la política mexicana, el diputado Ricardo Monreal Ávila ha levantado la voz para hablar sobre algo que nos toca a todos: la reforma judicial. Al frente del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, Monreal ha dejado claro que no habrá vuelta atrás. “Vamos a ir al fondo y no nos vamos a detener”, dice con firmeza. ¿Por qué tanta determinación? Porque la ciudadanía merece un sistema de justicia que funcione, que no se quede atrapado en la corrupción y la impunidad que ha sido la norma durante tanto tiempo.
Monreal no se anda con rodeos. Asegura que aquellos que se oponen a la reforma solo buscan proteger sus privilegios económicos y políticos. “Eso no lo vamos a permitir”, sentencia, y enfatiza que será el pueblo quien decida, con su voto, quién ocupará los cargos de jueces, magistrados y ministros. Este enfoque es un cambio de juego: por primera vez, el pueblo tendría una voz más directa en la selección de quienes impartirán justicia.
La urgencia de esta reforma no es solo política; es esencial para que el sistema de justicia sea rápido y efectivo. “Hoy en día, los impartidores de justicia no garantizan que la justicia sea pronta y expedita”, señala Monreal, subrayando una realidad que muchos de nosotros hemos sentido en carne propia. A menudo, los casos se estancan, y la justicia se convierte en un laberinto del que es difícil salir.
En este contexto, el próximo 16 de octubre será una fecha clave, ya que se emitirá la convocatoria para el registro de candidatos a estos importantes cargos. Esto significa que pronto veremos un movimiento de nuevos rostros que buscarán ocupar posiciones donde se toman decisiones cruciales para la vida de todos los mexicanos.
Así que, ¿qué nos depara esta reforma? Esperemos que un sistema de justicia más accesible y eficaz, donde cada ciudadano pueda confiar en que su voz será escuchada y su caso tratado con seriedad. Es un paso hacia un México donde la justicia no sea un privilegio de unos pocos, sino un derecho de todos. Al final del día, la responsabilidad de construir un mejor futuro recae en cada uno de nosotros, y es fundamental que estemos atentos y listos para hacer valer nuestra opinión en las urnas.