Bruno Cortés / Maya Comunicación
La propuesta del ejecutivo se basa en que el estado no es capaz por «contratos heredados” generar energía eléctrica a un precio competitivo y en la cantidad necesaria, por ello tiene que comprar energía y venderla casi al costo o perdiendo en esta transacción, pero de fondo no es un problema de la legislación, es un problema de eficiencia tecnológica, que el estado no quiere invertir en fuentes nuevas de energía y tomar su papel rector.
El sector de generación se abrió a la participación privada en 1992. Sin embargo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), empresa pública de servicios, todavía es el principal actor de este sector con dos tercios de capacidad instalada.
Sin embargo es la Comisión Reguladora de Energía tiene a su cargo el ejercicio de las atribuciones y el despacho de los asuntos que le encomiendan la Ley de los Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética (LORCME), la Ley de Hidrocarburos, la Ley de la Industria Eléctrica, la Ley de Transición Energética, la Ley General de Cambio Climático y las demás disposiciones jurídicas aplicables, que al final de cuentas le aplica políticas públicas a CFE como generadora y transportadora de energía.
Tanto la CFE, la CENACE, la CRE, y todo lo que atañe a la energía es operada por el Estado, todo depende del gobierno de la República, si bien son organismos autónomos, que marcan las políticas públicas que mejor convienen al país, no están bajo las órdenes de directas del ejecutivo o de la CFE, no dejan de ser organismos del estado, pero la idea básica de la Contra Reforma Eléctrica es que solo la CFE y solo ella pueda producir, transportar, almacenar y vender energía eléctrica.
Entonces todos los que con nuevas tecnologías puedan tener su granja de energía estarán fuera de la ley, solo se le podrá comprar al estado, y en ese mismo sentido los que no lo hagan violarán las nuevas leyes que quiere el presidente López Obrador, o bien llamada Ley Bartlett
Los productores independientes de energía (PIE) controlan 9,3 GW de la capacidad de generación del país, pero tienen que vender toda su producción a la CFE ya que no tienen permiso para vender directamente a los usuarios. Por lo tanto, existe un monopolio de comercialización controlado por la CFE.
Esta cadena productiva es regida por CFE Generación VI, que es actualmente una Empresa Productiva Subsidiaria (EPS), así las cosas, Generación VI representa total o parcialmente, a las centrales eléctricas en el Mercado Eléctrico Mayorista (“MEM”) que tenga a su cargo, incluyendo aquellas que sean propiedad de terceros.
Por último, respecto a las seis EPS de CFE Generación, las mismas tienen como objeto precisamente la generación de energía eléctrica por medio de cualquier tecnología en territorio nacional.
Los clientes a los que CFE suministra energía eléctrica están divididos en los siguientes sectores: industria, 52.81%; residencial, 20.35%; comercial y servicios públicos, 9.09%; usos propios, 6.49%; agrícola, 3.46%; transporte, 0.44% y, finalmente, pérdidas por un 7.36%.
El antiguo esquema de regiones de CFE, dividía el país en 8 regiones, ahora se tomó el esquema de Gerencias Divisionales de Distribución del nuevo Mercado Eléctrico Mayorista el cual divide el país en 16 regiones. Divisiones CFE: Baja California, Baja California Sur, Central, Noreste, Noroeste, Norte, Peninsular, Sur.
Pero quien al final distribuye la energía eléctrica es la CFE, los usuarios de energía comercial y servicios públicos son el 9% de los clientes de la CFE, por lo que no son un factor estratégico en la política pública energética de México, sin embargo, la reforma que se presenta no tiene como se dice una energía más barata, significa que nadie más que la CFE podrá producir energía y venderla al costo que la pongan, como pasó en el sexenio de Vicente Fox.
La demanda de electricidad ha crecido de forma constante durante la última década, y la Secretaría de Energía (SENER) prevé que dicho consumo crecerá un 4.8% al año durante los próximos 10 años, para el año 2030, se estima que la generación alcanzará los 505 TWh, con un 59% de electricidad generada con gas, 19% con carbón, 10% con petróleo, 7% hidroeléctrica y 3% a partir de energías nuevas y renovables.
El porcentaje de energía nuclear bajará del 5% en 2002 al 2% en 2030. El mayor aumento de demanda se producirá en el Nordeste, Baja California y en la Península de Yucatán debido al incremento en fabricación e industria.
No hace falta una reforma constitucional, hace falta un buen gobierno que opere con transparencia, eficacia y nacionalismo.