La Pochota de Chiapa: Símbolo Sagrado, Historia Viva y Resistencia Indígena

Inspirado en los textos de Mario Nandayapa

 

La Pochota: El Árbol Que Teje la Identidad de Chiapa
En el corazón de Chiapa, la Pochota —un coloso de más de 500 años— se erige como testigo silencioso de la historia, la espiritualidad y la resistencia indígena. Este árbol, conocido científicamente como Ceiba pentandra, no solo es un ícono ecológico, sino un ente vivo que encapsula mitos, rituales y memoria colectiva.

Raíces en lo Divino y lo Cotidiano
Para los antiguos chiapanecas, la Pochota era el axis mundi: el centro del universo que conectaba el cielo, la tierra y el inframundo. Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), su sombra albergaba el mercado prehispánico, donde se intercambiaban productos y saberes. Hoy, su tronco rugoso sigue siendo punto de encuentro social, tal como en la época colonial, cuando la fuente de Napohma («La Noria») se construyó a su lado.

Fertilidad y Rituales Ancestrales
La leyenda local afirma que las mujeres que abrazan su tronco recuperan la esperanza de ser madres. Este ritual, documentado en crónicas del siglo XVIII, refleja la creencia en su energía vital. «La Pochota no es solo un árbol; es un puente con lo sagrado», explica el antropólogo Luis Martínez, colaborador del INAH-Chiapas.

Guardianes Invisibles y Defensa Colectiva
Entre sus ramas habitan los «antigüitos», seres míticos que, según la tradición oral, emergen en tiempos de crisis. Su aparición más célebre ocurrió durante la Batalla del 21 de octubre de 1863, cuando Chiapa resistió una invasión extranjera. Testimonios de la época, resguardados en el Archivo Histórico Municipal, relatan que estos duendes «animaron a los combatientes con sus risas».

De Espacio de Justicia a Escenario Cultural
La Pochota también fue escenario de justicia y resistencia. En 1532, el líder indígena Sanguieme fue ejecutado allí por rebelarse contra la colonización. Siglos después, en 1910, el campesino Enrique Verdi corrió la misma suerte por exigir derechos agrarios. Paradójicamente, sus ramas también han acogido obras teatrales y reuniones comunitarias, simbolizando su dualidad como espacio de dolor y esperanza.

Un Legado que Persiste
Hoy, la Pochota sigue siendo un símbolo de identidad. «Es nuestro libro abierto: cada grieta cuenta una historia», comenta María López, artesana local que utiliza su algodón (Launtá) para tejer prendas rituales. Este material, clave en la economía prehispánica, hoy se revalora en talleres de rescate cultural.

Turismo y Conservación: Un Equilibrio Frágil
Aunque el gobierno estatal promueve su valor turístico, colectivos como Ceiba Viva exigen protegerla de la urbanización. En 2022, se lanzó un programa para monitorear su salud, respaldado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).

Testimonio de un Encuerto Moderno
«Ayer cumplí mi promesa: fotografié sus algodones al amanecer», relata el escritor Javier Molina, quien documenta su relación con el árbol en un libro próximo a publicarse. Su experiencia refleja cómo la Pochota sigue inspirando vínculos personales y artísticos.

 Más que un Árbol, un Patrimonio
La Pochota encarna la resiliencia de Chiapa: sus raíces son historia viva, sus ramas, un llamado a preservar la memoria. Como afirma la activista ambiental Ana Torres: «Protegerla es honrar a quienes lucharon bajo su sombra». En un México que busca redefinir su identidad, este árbol sagrado sigue siendo faro de resistencia y unidad.

También te podría interesar

Deja un comentario