En un emotivo fin de semana lleno de música y arte, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) transportó al público a la época del romanticismo musical con una selección vibrante de obras del destacado compositor alemán Félix Mendelssohn. La cita fue en la emblemática Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, donde la música cobró vida a través de la destreza de talentosos intérpretes.
La noche comenzó con la Temporada de Música de Cámara, que celebra 25 años de promover obras de este formato, brindando un cálido recibimiento a los asistentes. Adolfo Ramos, violonchelista de la OFCM, destacó la importancia de este espacio: “La música de cámara permite una cercanía única con el público, creando una intimidad que enriquece la experiencia musical.”
Uno de los momentos más destacados fue la interpretación del Trío de piano núm. 2, op. 66 de Mendelssohn, a cargo de Ramos, junto al violinista Ulises Aguirre y el pianista Carlos Salmerón. Esta pieza, poco frecuentada, resonó en el corazón de los asistentes, quienes disfrutaron de una actuación meticulosa y apasionada.
A continuación, el maestro Scott Yoo tomó la batuta, dirigiendo y actuando como solista en el Concierto para violín de Mendelssohn. Su interpretación fue un viaje sonoro cautivador que provocó una ovación entusiasta del público, quien no dudó en solicitar un encore como agradecimiento. Yoo compartió su experiencia, expresando: “Tocar como solista frente a la orquesta es un honor y una motivación increíble.”
El cierre del concierto fue igualmente memorable, con la maestra Felisa H. Salmerón, principal de las violas de la OFCM, brillando como solista en Harold en Italia de Hector Berlioz. Esta obra, con su melodía envolvente y un potente final, cautivó a un público diverso, manteniendo su atención a lo largo de toda la interpretación.
La experiencia musical no terminó ahí. La retransmisión del concierto se realizó el 28 de septiembre a través de Código Radio, y el 29 en Opus 94 del Instituto Mexicano de la Radio, donde los oyentes pudieron disfrutar de las interpretaciones de Petrushka de Igor Stravinski y la Sinfonía núm. 3 de Camille Saint-Saëns.
La Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México continúa su compromiso de difundir la rica herencia musical del romanticismo, recordándonos la profundidad y belleza que la música clásica puede ofrecer, dejando una huella imborrable en el corazón de quienes la escuchan.