CDMX a 1 d abril, 2024.- En un giro inesperado que destaca la creciente conciencia social y la defensa de las tradiciones culturales en México, bandas sinaloenses y el presidente Andrés Manuel López Obrador se han unido en una causa común: la defensa de la música tradicional en las playas de Mazatlán. Esta historia comienza con una propuesta de algunos empresarios hoteleros, liderados por Ernesto Coppel Kelly, que buscaban regular la música en vivo en las playas de Mazatlán, alegando que el «ruido» afectaba la experiencia de los turistas, en su mayoría extranjeros.
La respuesta de la comunidad musical no se hizo esperar. Las bandas sinaloenses, cuya música es sinónimo de alegría y tradición en el estado y más allá, organizaron protestas sonoras. Con sus instrumentos como estandartes, realizaron varias horas de música en vivo durante varios días, convirtiendo la polémica en un festival improvisado en defensa de su derecho a trabajar y de la cultura local.
El presidente López Obrador, conocido por su cercanía con el pueblo y su defensa de las tradiciones mexicanas, intervino durante su conferencia matutina, señalando la importancia de la protesta y la necesidad de respetar las tradiciones y el sustento de los músicos. «Los músicos se opusieron, yo creo que porque de eso viven y también porque es una tradición de hace mucho tiempo, siglos. Y por eso se movilizaron y lograron que se diera marcha atrás a esa solicitud», declaró AMLO, subrayando la relevancia cultural y económica de estas expresiones artísticas.
La controversia alcanzó a figuras prominentes del género regional mexicano, como Eduin Caz, líder de Grupo Firme, quien se pronunció a favor de los músicos locales, recordando sus propios inicios humildes y la importancia de preservar la música como parte esencial de la identidad mazatleca. «Yo vivo en Mazatlán, yo soy el primero que hace el cagadero con la banda, piso la playa y ya jalé a la banda», expresó Caz, evidenciando la pasión y el arraigo de estas tradiciones en la comunidad.
Finalmente, la propuesta de los hoteleros fue desestimada, y las autoridades municipales establecieron que las bandas podrían seguir tocando en las playas con un permiso y en horarios determinados, garantizando así la continuidad de una práctica que ha dado color y música a las costas de Sinaloa por generaciones.
Este episodio destaca no solo la resistencia de la comunidad artística frente a intentos de regulación que perciben como restrictivos, sino también la capacidad de la sociedad mexicana para movilizarse en defensa de sus derechos y tradiciones. En palabras de AMLO, se trata de una «revolución de las conciencias», un cambio de mentalidad que subraya el valor incalculable de la cultura y la tradición en la construcción de una sociedad más justa y vibrante.