Por Bruno Cortés
El 26 de septiembre de 2014, la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa conmocionó a México. Hoy, a diez años de esta tragedia, la lucha por la justicia sigue viva y el Grupo Parlamentario del PAN se mantiene firme en exigir respuestas. El diputado Ernesto Sánchez Rodríguez, en un reciente comunicado, dejó claro que no se quedarán de brazos cruzados ante la falta de acción del gobierno. Para ellos, la promesa de justicia que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha diluido en el tiempo, dejando a los familiares con más preguntas que respuestas.
Sánchez Rodríguez mencionó que, mientras el país recuerda este oscuro capítulo, López Obrador parece blindarse de los reclamos de los familiares, escondiéndose tras las paredes de Palacio Nacional. Para el PAN, es una vergüenza que, en lugar de enfrentar la realidad, el presidente opte por un cerco de seguridad que solo parece proteger la impunidad. “Aquí estamos, rodeados de policías y vallas metálicas, y en vez de dar la cara, se esconde”, subrayó el legislador.
Con la inminente llegada de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México, el PAN ya tiene sus planes. Están listos para marcarle la agenda desde el primer día, empezando con la formación de una Comisión Investigadora en San Lázaro. La idea es que sea un equipo plural, sin intereses políticos, que se enfoque en escuchar a las víctimas y revisar los expedientes que han estado guardados por demasiado tiempo. “Queremos saber por qué las fiscalías federal y estatal de Guerrero no han podido avanzar en este caso”, afirmó Sánchez Rodríguez.
Además, el PAN está preparando un llamado a la próxima secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, para que reanude las investigaciones y no cierre el caso de forma prematura. “Han sido años de lucha y dolor para los familiares, y alguien debe asumir esa responsabilidad social, pública y política”, insistió.
La sensación de que hay algo oculto en esta historia persiste. Según Sánchez Rodríguez, López Obrador tuvo seis años para cumplir con su promesa de justicia, pero parece que, en lugar de resolver el caso, lo utilizó como una bandera política para su partido. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuándo tendrán las familias de los 43 la verdad y la justicia que merecen?
Las voces que claman justicia no se han apagado, y aunque el camino ha sido largo y lleno de obstáculos, la lucha sigue. En la política mexicana, el caso de Ayotzinapa no es solo un tema más; es un recordatorio de la necesidad de rendición de cuentas y de un gobierno que escuche a su pueblo.