El Vaticano es mundialmente conocido por ser el corazón espiritual del catolicismo, hogar del Papa y la impresionante Plaza de San Pedro. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que este pequeño estado también tiene una fuerte tradición futbolera. A pesar de su tamaño diminuto, con solo 0.44 km² de extensión y aproximadamente 764 habitantes, el fútbol encuentra su espacio en esta ciudad-estado.
Dentro del Vaticano se celebra el Campionato della Città del Vaticano (Campeonato de la Ciudad del Vaticano), una liga fundada en 1972 bajo el nombre de Coppa Amicizia. Este torneo se juega de octubre a mayo, con un descanso en diciembre y enero. Los equipos están formados por trabajadores de los distintos departamentos y órganos de administración del Vaticano. Además, se permite la inclusión de un jugador aficionado externo como portero. Los uniformes son donados por benefactores y organizaciones.
Entre los equipos más conocidos están la Guardia Suiza, los Museos Vaticanos, la Biblioteca Apostólica, las Telecomunicaciones Vaticanas y los Servicios de Sanidad. Los partidos se llevan a cabo en el Campo Cardinale Francis Joseph Spellman, también conocido como Campo Pío XI, y actualmente en el Associazione Sportivo La Salle al oeste de Roma.
Aunque la Federazione Vaticanese Giuoco Calcio (Asociación de Fútbol del Vaticano) no forma parte de la FIFA, el Vaticano cuenta con su propia selección nacional. Esta está conformada por los mejores jugadores de la liga local, quienes son trabajadores de las áreas del Vaticano y miembros del Consejo Papal. Su uniforme es amarillo con blanco, representando la bandera de la Ciudad del Vaticano.
Debido a las obligaciones laborales de sus jugadores, la selección del Vaticano solo disputa algunos partidos internacionales esporádicos, principalmente amistosos con fines benéficos. Estos encuentros excepcionales atraen la atención de la prensa especializada. Entre los partidos más destacados están los empates con San Marino (0-0 en 1994), la victoria sobre China (4-3 en 2008), y los duelos con Mónaco.
Más allá de su carácter competitivo, el fútbol en el Vaticano tiene una dimensión social y comunitaria importante. Los encuentros deportivos son una oportunidad para fortalecer lazos entre los trabajadores y promover valores de convivencia y trabajo en equipo.
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