La inteligencia artificial en América Latina: ¿un reto energético para la región?

Por Juan Pablo Ojeda

 

La rápida expansión de la inteligencia artificial (IA) en América Latina y el Caribe está comenzando a generar preocupaciones sobre el impacto que esta tecnología tendrá sobre el consumo energético en la región. Según un informe técnico de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), se prevé que para 2035 la IA podría representar hasta el 5% del consumo total de electricidad en estos territorios.

Actualmente, la región cuenta con 455 centros de procesamiento de datos dedicados a aplicaciones de IA, los cuales son fundamentales para el funcionamiento de los sistemas de inteligencia artificial. Estos centros albergan servidores que procesan y almacenan enormes volúmenes de datos, esenciales para el desarrollo y mejora de esta tecnología. Cada uno de estos centros consume, en promedio, 50 gigavatios hora (GWh) de electricidad al año, lo que representaba alrededor del 1.6% del consumo eléctrico total de América Latina en 2023.

El crecimiento proyectado de la infraestructura de IA es considerable. La Olade estima que, entre 2023 y 2030, el número de centros de datos aumentará en un 165%, lo que equivale a un incremento anual promedio del 15%. Este aumento en la demanda de electricidad podría generar una competencia directa con otros sectores prioritarios, como el residencial, industrial y el transporte, lo cual representa un desafío para los países de la región, que ya enfrentan dificultades para garantizar un suministro eléctrico estable y eficiente.

Andrés Rebolledo, secretario ejecutivo de la Olade, advirtió que la creciente demanda de energía para las aplicaciones de IA podría generar tensiones en el sector energético. En este contexto, la organización subraya la importancia de mejorar la eficiencia energética de los centros de datos. Implementar tecnologías que optimicen el uso de energía en los procesos de computación y refrigeración será clave para mitigar el impacto del consumo energético de la IA.

Además, la Olade instó a los países de la región a continuar invirtiendo en fuentes de energía renovable, lo cual no solo contribuiría a reducir la huella de carbono de América Latina, sino que también ayudaría a asegurar el suministro energético a largo plazo. Expertos internacionales como Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (AIE), subrayan que el impulso de las energías renovables será crucial para equilibrar el consumo de electricidad derivado de la expansión de la IA, ayudando a que este avance tecnológico sea más sostenible.

Por su parte, Mark Jacobson, profesor de ingeniería ambiental en la Universidad de Stanford, también ha destacado que las fuentes de energía renovable no solo pueden satisfacer la creciente demanda energética, sino que son necesarias para controlar los impactos ambientales, algo fundamental conforme la IA y otras tecnologías avanzadas sigan aumentando el consumo eléctrico.

A medida que la inteligencia artificial continúa transformando diversos sectores de la sociedad y la economía, las implicaciones energéticas de su crecimiento se harán más evidentes. Si bien la IA promete mejorar la productividad y la eficiencia, su impacto en el consumo energético requiere una reflexión profunda y políticas que aseguren su desarrollo sostenible.

De cara al futuro, será crucial que los países de América Latina desarrollen estrategias claras para gestionar el impacto energético de la IA. Esto no solo incluye mejorar la infraestructura energética, sino también fomentar políticas públicas que apoyen el uso eficiente de los recursos y faciliten la transición hacia una matriz energética más sostenible. Sin una planificación adecuada, la región podría enfrentar tensiones en el suministro eléctrico, con efectos negativos en la competitividad económica y en la calidad de vida de sus habitantes.

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