Todos los años, la más famosa del ‘klan’ Kardashian-Jenner hace lo imposible para sorprender a propios y extraños en la Met gala y este año no fue la excepción. Los esfuerzos que tuvo que realizar la empresaria para lograr entrar en la ‘piel’ de la legendaria Marilyn Monroe fueron titánicos.
Y es que Kim se puso literalmente el vestido que el mayor símbolo sexual de Hollywood usó para cantarle Feliz cumpleaños, señor presidente a John F. Kennedy en 1962.
Como era de esperarse, la logística no fue nada sencilla. El vestido nude, diseñado por Bob Mackie, no lleva forro y tiene bordado cientos de cristales colocados estratégicamente para cubrir las partes más privadas de la actriz, ya que la prenda no permite usar ropa interior.
Debido al tiempo que tiene y a la importancia que reviste para la cultura pop estadounidense, el traslado se llevó a cabo con sumo cuidado. Tanto fue así que fue transportado en un avión privado con guardias desde el museo Ripley’s Believe It Or Not, ubicado en Orlando, hasta la casa de Kim Kardashian, ubicada en el otro extremo del país, en California.
Se lo pudo probar solo bajo las más estrictas medidas de seguridad, siempre usando guantes y sin nada de maquillaje. «Tuve que utilizar guantes para probármelo», confesó Kim.
Allí se dio cuenta de un problema que no había previsto: el vestido no le quedaba.
«Siempre pensé que [Marilyn] era extremadamente curvilínea. Me imaginaba que yo podría ser más pequeña en algunos lugares donde ella era más grande y más grande en lugares donde era más pequeña. Entonces, cuando no me quedaba bien, quería llorar porque no se puede cambiar en absoluto», añadió.
7 kilos en solo una semana
Para poder entrar en el vestido, Kardashian se sometió a una estricta dieta sin carbohidratos y complementada con muchísimo ejercicio.
«Usaba un traje de sauna dos veces al día, corría en la caminadora, cortaba por completo todo el azúcar y todos los carbohidratos, y solo comía las verduras y proteínas más limpias. No me morí de hambre, pero fue muy estricto», aseguró en conversación con la revista Vogue.
No podía casi caminar
Ya en la gala, el desafío mayor era subir las escaleras, ya que el vestido es bastante estrecho en las piernas y la estrella de telerrealidad tenía problemas para caminar con él. Es más, según confesó la propia Kim, tuvo que practicar para poder moverse y subir las escalinatas.
Incluso salió de su casa en bata y el vestido se lo puso en un pequeño vestidor usando guantes blancos. Además, solo usó la prenda por unos minutos en la alfombra roja, para las fotos, posteriormente se lo cambió por una réplica.
«Soy muy respetuosa con el vestido y con lo que significa para la historia de Estados Unidos. Nunca querría sentarme en él, ni comer en él, ni correr el riesgo de que se dañe, y no llevaré el tipo de maquillaje corporal que suelo llevar. Todo tuvo que ser específicamente cronometrado y tuve que practicar cómo subir las escaleras», confesó.
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