La cuenta regresiva para la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 se ha marcado por una notable seguridad y una expectación palpable. En las horas previas a la ceremonia inaugural, el entorno del río Sena, donde se desarrollará el evento, se ha convertido en una fortaleza impenetrable, con un despliegue de 45,000 agentes de policía, 15,000 militares y 650 miembros de cuerpos especiales.
El río Sena, que servirá como escenario principal para el banderazo de salida de los Juegos, está completamente acordonado, con rigurosos controles de acceso que han puesto a prueba la paciencia de los asistentes. La organización del evento había advertido sobre la necesidad de llegar con antelación, y la experiencia en los puntos de acceso ha demostrado que esta recomendación era esencial.
Los controles incluyen una serie de filtros de seguridad, la verificación de códigos QR específicos para la inauguración y largas colas que se extienden a lo largo de varios puntos de acceso. En total, se espera que alrededor de 600,000 personas pasen por estos rigurosos controles, incluyendo tanto a los 104,000 que han comprado entradas para las gradas temporales en la ribera baja, como a los 212,000 que disfrutarán del espectáculo desde la ribera alta de manera gratuita.
Entre los asistentes de pago se encuentran Carlos y Katherine, una pareja de San Pedro Sula, Honduras, quienes habían planeado su viaje a París con antelación. “Era un evento que, al igual que nuestro matrimonio, se unió, así que vinimos a verlo”, dijo Carlos, mientras que Katherine expresó que la ocasión representaba una oportunidad única de ser testigos de un momento histórico.
Aaron, un mexicano que ha residido en París durante los últimos cuatro años, también compartió su entusiasmo: “No me puedo creer que esté aquí, lo veía de pequeño por la tele y es increíble estar ahora viéndolo en vivo”. Nicole y Luis, también mexicanos y residentes más recientes en la capital francesa, se mostraron igualmente emocionados, describiendo el evento como “un sueño hecho realidad”.
Muchos asistentes, como el grupo de españoles afincados en París, llegaron con banderas de sus países y regiones, listos para animar a las delegaciones olímpicas. Luis Jorge Conde, de Salamanca, y Patricia Pérez Robledo, de Utrera, destacaron su emoción por la oportunidad de ver a sus ídolos como Carlos Alcaraz. Sin embargo, también reconocieron la decepción de no poder ver a la selección femenina española debido a compromisos deportivos.
El evento ha estado marcado por largas colas y controles exhaustivos. Las entradas gratuitas ya se habían agotado meses atrás, lo que dejó a algunos turistas desilusionados al encontrar que ya no podían acceder sin costo. Los controles rigurosos y las largas filas, que en algunos puntos alcanzaron casi el medio kilómetro, han sido un desafío considerable para los espectadores.
La seguridad ha transformado París en una ciudad fortificada, con calles desiertas y establecimientos cerrados, mientras que la lluvia, que se hizo presente en las horas previas al evento, obligó a muchos a equiparse con paraguas y chubasqueros. Los expertos en seguridad consideran este evento un desafío monumental, y el despliegue de medidas refleja la magnitud de la ceremonia inaugural que está a punto de comenzar.
A medida que se acerca el inicio de los Juegos Olímpicos de París 2024, la combinación de medidas de seguridad, expectación de los asistentes y las condiciones climáticas definen un marco único para el arranque de uno de los eventos deportivos más esperados del año.
Juan Pablo Ojeda Bolaños