Un estudio internacional dirigido por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de España ha revelado que la variación genética entre diferentes poblaciones humanas influye significativamente en el riesgo de sufrir efectos adversos por el consumo de medicamentos. Según los resultados, las poblaciones americanas y europeas presentan un mayor riesgo de toxicidad con fármacos cardiovasculares y antimicrobianos, en comparación con las poblaciones oceánicas y asiáticas.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigadores utilizó herramientas de inteligencia artificial y algoritmos de aprendizaje automático para analizar 1,136 variantes farmacogenéticas en 3,714 individuos de diversas partes del mundo. Los análisis se centraron en la frecuencia de los alelos implicados en efectos adversos de seis grupos de fármacos: cardiovasculares, antimicrobianos, antidepresivos, analgésicos, inmunosupresores y anticancerosos.
Los resultados revelan que las poblaciones americanas también presentan un mayor riesgo con medicamentos antidepresivos y analgésicos, mientras que para las europeas los tratamientos inmunosupresores y anticancerosos resultan más tóxicos. En cambio, las poblaciones oceánicas y asiáticas mostraron un menor riesgo para todos los grupos de fármacos, excepto algunos individuos de Asia central que presentan un riesgo elevado con analgésicos.
Óscar Lao, investigador principal del estudio, destacó que las diferencias en las frecuencias genéticas entre poblaciones podrían tener una explicación evolutiva. Lao también señaló que muchos de los medicamentos estudiados se probaron principalmente en personas de ascendencia europea antes de ser comercializados, y que no se observó un sesgo médico que explicara los resultados.
El estudio subraya que estas diferencias genéticas podrían tener un impacto considerable en la farmacogenómica, un campo emergente de la medicina que estudia los efectos de los medicamentos según la genética de los individuos y que tiene aplicaciones en la medicina personalizada. «Sería interesante incluir la ancestría genética del individuo para realizar tratamientos más personalizados», añadió Lao.
Como perspectiva de futuro, el estudio sugiere la posibilidad de desarrollar pruebas genéticas simples que, en combinación con la inteligencia artificial, permitan identificar a los pacientes vulnerables a los efectos secundarios graves de ciertos medicamentos. Esta herramienta podría convertirse en parte esencial del historial clínico de los pacientes, mejorando la precisión de los tratamientos médicos.