Todos sabemos que la fisioterapia puede contribuir a un envejecimiento más saludable desde el punto de vista físico. Pero ¿qué ocurre con los problemas emocionales? ¿Es capaz de ayudar también?
Aunque cada vez llegamos a la tercera edad con mayor calidad de vida en el aspecto meramente fisiológico, la epidemia de problemas de salud mental afecta cada vez más a este sector demográfico. Según la Organización Mundial de la Salud, los trastornos mentales representan el 11% de los años vividos con discapacidad en la población anciana. El último estudio de la Global Health Estimates revela que una cuarta parte de las muertes por suicidio se producen en personas mayores de 60 años.
Caldo de cultivo para la depresión
Los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades mentales en los adultos mayores son la discriminación por edad, el aislamiento y la soledad. La jubilación, la pérdida de rutinas sociales, el aumento de fallecimientos entre personas cercanas y el alejamiento de los hijos son pérdidas difíciles de superar en los últimos años de vida. La depresión es uno de los problemas de salud emocional más comunes en este sector, afectando al 10% de los adultos mayores que viven en sus hogares y hasta al 25% de los que están en residencias.
La soledad, el aislamiento y los problemas médicos suelen llevar a los mayores a disminuir su actividad, lo que incrementa sus dolencias físicas y favorece la aparición y agravamiento de los síntomas depresivos. Por ello, varias guías clínicas recomiendan el movimiento como parte del tratamiento de la depresión, especialmente en adultos mayores. Una revisión sistemática publicada en 2020 demostró que el ejercicio, sumado a la intervención psicológica, mejora significativamente los síntomas depresivos. El ejercicio libera endorfinas, que disminuyen el dolor y generan bienestar, y miocinas, que están relacionadas con la producción de BDNF, una proteína con efectos antidepresivos.
En manos del fisioterapeuta
Las técnicas de fisioterapia, como la estimulación magnética transcraneal, la hidroterapia y las técnicas respiratorias y de relajación muscular, pueden ser útiles para controlar el dolor crónico, mejorar la movilidad, la flexibilidad y la fuerza, y mejorar el estado de ánimo. El ejercicio terapéutico y el movimiento adaptado, preferiblemente grupal, son fundamentales para ayudar a mejorar los síntomas depresivos en los adultos mayores.
El envejecimiento es un proceso natural que no necesariamente causa depresión. Si esta aparece, el movimiento en grupo y el ejercicio son una buena estrategia, dentro de un enfoque multidisciplinar, para intentar ponerle remedio.