La falla de Acambay, una estructura geológica significativa que se extiende desde el municipio de Acambay en el Estado de México hasta la alcaldía Gustavo A. Madero en la Ciudad de México, ha cobrado relevancia reciente debido a los microsismos que han afectado a la colonia Praderas de San Mateo en Naucalpan.
Desde el 18 de julio, residentes de Naucalpan han experimentado una serie de vibraciones, crujidos y cuarteaduras en sus viviendas, síntomas que han encendido las alarmas sobre la posible actividad sísmica en la región. Las primeras evaluaciones apuntan a que estos eventos podrían estar relacionados con movimientos en la falla de Acambay, que atraviesa esta área del Valle de México.
Las autoridades locales, preocupadas por la seguridad de los habitantes, han decidido instalar un sismógrafo para monitorear con precisión la actividad sísmica en la zona. Este dispositivo permitirá registrar los movimientos de la tierra y obtener datos más detallados sobre la magnitud y frecuencia de los microsismos. Los especialistas de Protección Civil advierten que, aunque los movimientos podrían ser resultado de reacomodos en la falla de Acambay, es crucial realizar estudios adicionales para confirmar esta hipótesis.
La falla de Acambay tiene un historial significativo, siendo el epicentro de un sismo devastador en 1912 que causó la muerte de 140 personas en Acambay. Aunque no se ha establecido una conexión directa entre el sismo histórico y los recientes microsismos, este antecedente subraya la importancia de un monitoreo constante para prevenir posibles riesgos.
El monitoreo continuo y la colaboración entre autoridades y especialistas serán claves para garantizar la seguridad de los habitantes de Naucalpan y mitigar los posibles impactos de la actividad sísmica. La comunidad y las autoridades deben estar atentas a las actualizaciones y recomendaciones que surjan de estos estudios para enfrentar de manera efectiva cualquier eventualidad.