La economía estadounidense se contrajo un 0,9% en el segundo trimestre del año, lo que significa que es el segundo trimestre consecutivo de retroceso. Esto encaja con la descripción técnica de recesión, o cuanto menos es una fuerte señal de recesión que enciende todos los temores.
Generalmente se considera que existe recesión cuando la tasa de variación del PIB es negativa durante dos trimestres consecutivos. Vulgarmente se conocía como periodo de «vacas flacas».
En pocas palabras, una recesión ocurre cuando la economía deja de crecer y comienza a encogerse. Algunos expertos opinan que se presenta cuando el valor de los bienes y servicios producidos en un país, conocido como el producto interno bruto, cae durante dos trimestres consecutivos, o un semestre.
En contra de las previsiones que esperaba el mercado de un crecimiento del 0,5%, con respecto al mismo período del año pasado, los datos anunciados hoy, aunque todavía pendientes de revisión, hablan de una caída del 0,9%. O lo que es lo mismo, una contracción del 0,2% si se compara con el anterior trimestre de este año.
La noticia no ha tomado a contrapie a los mercados, que a pesar del cierre en positivo de este miércoles por el respiro que dio la subida de tipos de la Fed, los futuros cotizaban en negativo, y a escasos minutos de la apertura del Wall Street, continúaron en rojo. A media sesión, los tres indicadores más famosos de Wall Street han comenzado a pintarse de verde.
A la misma hora que el PIB, EEUU también daba a conocer el dato de subsidios por desempleo, cuyo resultado también ha sido negativo. Además, los datos de subsidios por desempleo han superado por 3.000 a las previsiones que se tenían, lo que indica que hay más gente de la que se esperaba pendiente de trabajar.