Por Bruno Cortés
En el Congreso mexicano, el ambiente se calienta con la reciente discusión sobre la reforma al Poder Judicial, una propuesta que ha generado opiniones encontradas entre los legisladores. Los integrantes del Grupo Parlamentario del PRI, encabezados por Rubén Moreira Valdez, han alzado la voz para expresar su rechazo a este dictamen, argumentando que representa un grave peligro para el país. Aseguran que esta reforma no solo no ayuda a mejorar la seguridad, sino que también pone en riesgo los derechos de los trabajadores del Poder Judicial.
El diputado Emilio Suárez Licona fue claro al advertir que esta reforma podría dejar desamparados a muchos jueces, especialmente en regiones donde la violencia y la amenaza de los criminales son una realidad diaria. En su opinión, el dictamen no incluye medidas específicas para proteger a estos candidatos y no garantiza que los procesos judiciales sean justos y claros. “Esto no es solo una cuestión legal, es un asunto de vida o muerte para muchos”, subrayó.
El PRI no se detiene ahí. A través de un comunicado, hicieron un llamado a revisar a fondo la reforma, que consideran deficiente en términos técnicos y jurídicos. Según ellos, se trata de un intento improvisado que puede tener consecuencias graves para la justicia en México. El diputado Alejandro Domínguez añadió que la falta de claridad en el proceso de elección de jueces y magistrados hace que esta reforma sea “oscura” y peligrosa. Criticó que, aunque el INE se encargará de organizar el proceso, no se detallan las condiciones ni los plazos necesarios para hacerlo de manera efectiva.
Arturo Yáñez, otro legislador del PRI, se mostró particularmente preocupado por el impacto que esta reforma tendrá en la justicia en el país. “¿Quieren acabar con la justicia en México?”, cuestionó, señalando que este cambio legislativo podría ser el “último clavo en el ataúd” de la democracia. En su visión, la justicia no debería estar atada a colores políticos ni a intereses particulares.
La congresista Verónica Martínez también aportó su perspectiva, defendiendo a los profesionales que, a lo largo de los años, han trabajado arduamente para convertirse en jueces y magistrados. Para ella, la reforma debería enfocarse en fortalecer las instituciones de justicia, no en debilitarlas. “Lo que necesitamos es una justicia sólida, no una que esté sujeta a las decisiones de un gobierno”, afirmó, enfatizando que la autonomía del Poder Judicial está en juego.
Así, mientras los legisladores del PRI critican la propuesta, se vislumbra un panorama tenso en el Congreso. La reforma al Poder Judicial promete ser uno de esos temas candentes que podría definir el rumbo político del país en los próximos años. ¿Están los mexicanos dispuestos a ver cómo su sistema de justicia se transforma sin un verdadero debate? El tiempo dirá si esta polémica reforma se convierte en un catalizador para el cambio o en un retroceso para la democracia.