Por Bruno Cortés
En una explosión de música, danza y color, el Festival «Noche de Primavera» se convirtió en el corazón palpitante del Centro Histórico de la Ciudad de México este sábado 23 de marzo, reuniendo a una multitud impresionante de 230 mil almas ansiosas por dar la bienvenida a la estación más vibrante del año. Organizado por la Secretaría de Cultura de la CDMX y bajo la batuta del Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, este evento se desplegó en nueve sedes emblemáticas, ofreciendo un espectáculo sin precedentes que fusionó géneros, culturas y emociones.
Desde el Zócalo hasta el Museo de la Ciudad de México, pasando por rincones tan icónicos como el Monumento a la Revolución y el kiosco de la Alameda Central, la ciudad se llenó de los sonidos de más de 150 artistas nacionales e internacionales. Los conciertos gratuitos abarcaron desde la ópera hasta el jazz, pasando por la fusión latina y el rock, creando una banda sonora diversa y rica que resonó en cada esquina del corazón de la capital.
El «Gran Baile de Sonideras y Sonideros» en el Zócalo se llevó los reflectores, congregando a más de 160 mil personas en lo que se convirtió en la pista de baile más grande del país. Durante 12 horas ininterrumpidas, desde la 1 de la tarde hasta casi la 1 de la madrugada, agrupaciones como Sonido La Changa y Sonido Lunática hicieron vibrar a la multitud al ritmo de cumbia, guaracha y salsa, demostrando que la música es un lenguaje universal que une y celebra la vida.
Pero la Noche de Primavera fue mucho más que un baile. En el Monumento a la Revolución, bandas como MexFutura y Titán encendieron los ánimos con sus ritmos de rock, mientras que en la Plaza Tolsá, la electrónica de Nortec: Bostich + Fussible fusionó lo mejor de la música norteña y banda sinaloense, creando un ambiente festivo que duró hasta pasada la medianoche.
La fusión latina tuvo su espacio en el kiosco de la Alameda Central, donde agrupaciones como Mexican Dubwiser y Combo Chimbita hicieron bailar a todos con sus mezclas de cumbia, reggae y rock. Y para aquellos en busca de una experiencia más íntima, el jazz y la ópera encontraron su lugar en el Museo de la Ciudad de México y el balcón del Museo del Estanquillo, respectivamente, ofreciendo momentos de sublime belleza musical.
Este festival no solo celebró la llegada de la primavera, sino que también generó una derrama económica significativa de 150 millones de pesos, demostrando el poder de la cultura y el arte para revitalizar y unir a una comunidad. La Noche de Primavera 2024 quedará en la memoria de los asistentes como una celebración de la diversidad, la creatividad y el espíritu indomable de la Ciudad de México.
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