Por Justino Martínez
El jolgorio y la alegría con la que se viven las fiestas religiosas en buena parte de provincia, pueden sentirse cada año en la CDMX durante un día muy especial: 2 de febrero, el Día de la Candelaria.
Como parte de la tradición en el pueblo de la Candelaria desde el primer minuto de este 2 de febrero se reparten vasos de atole a los visitantes que pernoctan en el atrio de la iglesia, se prepara un cazo con 200 litros de atole de pinole como lo marca la tradición.
Mario un testimonio de la tradición dijo que el cazo que se prepara alcanza para mil personas.
El Pueblo de la Candelaria se conformó como resultado de la unión de tres tlaxilacalli (barrios) de asentamiento tepaneca: La Candelaria Macuitlapilco, San Lorenzo Chinampan y Santa Cruz.
En la época moderna, alrededor de 1930, los márgenes del pueblo limitaban con el Lago de Xochimilco; concretamente por el afluente San Buenaventura, que se entubó para dar paso a la Avenida División del Norte.
En aquel entonces, como área chinampera de cultivo de hortalizas y flores, derivó su nombre compuesto a “La Candelaria Chinampan”. Debido a que la mayoría de los habitantes de este pueblo se dedicaron durante muchos años al cultivo de la tierra principalmente en la producción floral hasta los años 70, se conoció también como “La bella Cande” en alusión a la extensa fertilidad del suelo principalmente rocoso.
Con la colonización y evangelización las grandes extensiones de parcelas hicieron que se asentaran grupos floricultores y comerciantes que aprovechaban los caudales de pequeños riachuelos para regar sus sembradíos así como la crianza de vacas y aves comestibles.
Debe estar conectado para enviar un comentario.