En el tranquilo Pueblo Mágico de Aculco, Estado de México, una leyenda oscura mantiene a sus habitantes en vilo. La historia de la Bruja de Aculco es un relato que mezcla belleza, desesperación y un pacto con fuerzas malignas, dejando un legado de miedo que persiste hasta nuestros días.
Aculco, conocido por su arquitectura colonial y sus impresionantes paisajes, esconde en sus calles empedradas y rincones antiguos una historia que pocos se atreven a contar cuando cae la noche. La leyenda de la Bruja de Aculco es uno de esos relatos que, con el paso de los años, ha marcado la identidad del pueblo, convirtiéndose en parte del folklore local.
El origen de esta leyenda se sitúa en los lavaderos de Aculco, un lugar que desde 1884 ha sido un punto de encuentro para las mujeres otomíes. Estas construcciones, más allá de su valor arquitectónico, han sido testigos de las historias, risas y lágrimas de generaciones de mujeres que allí acudían. Entre estas historias, destaca la de una mujer cuya vida y destino se entrelazaron con las fuerzas oscuras en un intento desesperado por cumplir su más profundo deseo: ser madre.
La leyenda narra que esta mujer, conocida en el pueblo por su inigualable belleza, vivía en una casa junto a los lavaderos. Aunque su apariencia atraía las miradas, nadie se atrevía a acercarse, ya que su familia tenía fama de practicar brujería. Aislada y solitaria, la mujer anhelaba un hijo al que poder amar, pero la indiferencia de los hombres del pueblo la llevó a tomar un camino oscuro.
Desesperada, decidió recurrir a la magia negra para concebir un hijo. Sin embargo, su intento fracasó, y el precio que pagó fue su juventud y belleza, transformándose en una figura aterradora. A partir de ese momento, los gritos y lamentos comenzaron a escucharse desde su hogar, aterrorizando a quienes pasaban cerca.
La historia tomó un giro macabro cuando tres niños desaparecieron misteriosamente en el pueblo. Las sospechas recayeron rápidamente sobre la mujer, y los habitantes, enfurecidos, decidieron hacer justicia por su propia mano. Armados con antorchas y hachas, se dirigieron a su casa, pero antes de poder actuar, una voz escalofriante emergió del árbol frente a la vivienda, confesando que los niños estaban atrapados en su interior.
El árbol, que aún se encuentra en pie cerca de los lavaderos, es testigo mudo de aquella noche fatídica. Según la leyenda, si alguien clava un objeto filoso en su tronco, este comenzará a derramar una savia blanca que lentamente se torna roja, mientras se escuchan los gritos de los niños atrapados y las risas de la bruja. Los habitantes de Aculco han jurado no dañar el árbol, temiendo desatar nuevamente el terror que una vez invadió el pueblo.
Hoy en día, Aculco sigue siendo un destino atractivo para turistas que buscan sumergirse en la historia y las leyendas locales. Sin embargo, pocos se atreven a visitar los lavaderos y el árbol maldito al caer la noche, temerosos de encontrarse con la bruja que, según se dice, aún ronda el lugar buscando almas perdidas.