La borrasca política de la oposición mexicana y los comicios de 2024
Por Luis Manuel Arce Isaac
Ciudad de México, 19 de octubre del 2022.- Nadie proponía a sus candidatos en los partidos Revolucionarios Institucional (PRI) Acción Nacional (PAN), Revolucionario Democrático (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), el cual aparenta ser ajeno a los otros tres, pero le cuesta trabajo hacerlo creer.
López Obrador les tomó la delantera al revelar a sus tres candidatos presidenciales, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López (Morena), y obligar a hacer lo mismo a sus cuatro adversarios al publicar, el 13 de octubre, una lista de 42 aspirantes al Palacio Nacional, del bloque opositor, que no la pudieron desmentir.
Desde las gradas lo que se ve son montañas de lodo que cubren a la gran mayoría de los 42 aspirantes, sobre todo los más conocidos por corrupción, insuficiencias, lejanía real y contable de los intereses de las mayorías; mucho déficit moral y espiritual los debilita, y demasiada evidencia de una profunda crisis de liderato.
Sanear ese grupo de 42 para hacer potable sus candidaturas es muy difícil con personas tan desacreditas como el periodista Carlos Loret de Mola y el empresario agente de Usaid Claudio X González.
O quienes tienen asuntos pendientes con la justicia por evidencias de enriquecimiento ilícito como el líder del PRI Alejandro Moreno, a quien trataron de defenestrar sin logarlo, Miguel Ángel Mancera, Ricardo Anaya, Silvano Aureoles o el exgobernador de Tamaulipas Francisco García, acusado de vínculos con el crimen organizado.
Moreno, pieza clave en el fracaso de la coalición Va por México (conformada por PRI, PAN y PRD), que la rompió al maniobrar en la Cámara de Diputados para apoyar la propuesta del gobierno de mantener en labores de seguridad al ejército, encolerizó a sus aliados.
Pero busca ahora recomponer, o en su defecto, crear una nueva coalición que hace todavía más borrascoso el ámbito opositor por tantos intereses encontrados, personales y de grupos.
El quid del asunto es que Va por México, en los hechos, feneció cuando Alito Moreno dio el puntillazo por beneficios personales relacionados con las acusaciones judiciales que la Fiscalía tiene contra él; y el PAN y el PRD ya formaron otra conocida como Unid@s con la posibilidad de incluir al MC y a la cual aún no han invitado al PRI.
DIFÍCIL DERROTAR A MORENA
Hay una realidad admitida por todos, y es que si no logran un nuevo tipo de coalición que agrupe los votos en torno a un candidato único, será bastante difícil derrotar a Morena, y es allí donde la borrasca se hace más espesa; al mismo tiempo estiman que es “derrotable” por el simple motivo de que su contendiente no será López Obrador.
El discurso es el mismo para el PRI que para el PAN, los mayoritarios de la oposición, convencidos de que, unidos, pudieran torcerle el brazo a Morena en las urnas, y así lo expresan candidatos de experiencia.
Entre estos figuran la veterana del PRI Beatriz Paredes o del maleable gobernador de Oaxaca Alejandro Murat, e incluso del grisáceo líder del PAN Marko Cortés, cuyo carisma se reduce cada día más.
No se piense que es un sinsentido de la oposición pensar así. Dispersa, despejará el camino para un avance de Morena y sus aliados. Unida, se lo dificultará. La esperanza de los opositores está que en 2024 no tendrán que enfrentar el axioma del papel del hombre en la historia, para ellos fatal, pues López Obrador no será candidato.
Sus opositores se encargaron desde el mismo 2018 que firmara un compromiso para no reelegirse y ni siquiera estar al frente del partido Morena fundado por él, una vez que concluya su mandato.
Para ellos, ninguno de los tres candidatos conocidos hasta ahora, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, logrará los 30 millones de votos con los que arrasó López Obrador.
Piensan que una unidad posible -y no el desastre Va por México, carcomido por intereses y ambiciones particulares-, es lo único que le ofrecerá posibilidades reales de victoria por muy desacreditado que estén.
Con los antecedentes de corrupción, incapacidad, voraces intereses personales y empresariales, y la historia nefasta de cada partido y de sus expresidentes como Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, no es tan fácil remontar el pasado y hacer creer que realmente se encaminan a una nueva vida más moral y digna, en favor de México.
OPOSITORES A LA CUARTA TRANSFORMACIÓN
López Obrador reconoce la existencia en el país de un sector amplio que se le opone y nunca tendrá de su lado: los que se sienten perjudicados por la Cuarta Transformación.
Son sectores de la clase alta con evidente influencia en diversas esferas sociales, incluidos hasta trabajadores -filosóficamente denominados burguesía obrera-, que pueden presionar votos en favor de una coalición opositora.
Estos grupos se encuentran muy pendientes de los candidatos oficialistas, sus evoluciones y aceptación popular, con la esperanza de influir a que el más inofensivo para ellos sea el designado para sustituir a López Obrador.
En tanto, los ataques se harán más intensos contra deficiencias, insuficiencias, errores y divisiones de Morena -un partido todavía en formación que por suerte no dejó a un lado la condición de movimiento social, donde radica su éxito y constituye la base de la Cuarta Transformación.
Hay una conjura en camino, operativa -rota casuísticamente por el PRI en el tema del ejército- de que los cuatro partidos no dejarán pasar en el Congreso ninguna iniciativa del gobierno en lo que resta de mandato. Bloquear cuanto signifique posibilidad de aceptación popular, votos, es una orden y en eso no habrá treguas.
La máxima filosófica de que, entre extremistas, las contradicciones pueden ser antagónicas pero nunca irreconciliables, es la que aplica en estos momentos en el presuntamente “nuevo” discurso unificador del PRI, tan viejo como ese propio partido, el cual hoy no solo batalla por un espacio gubernamental, sino por la propia existencia.
Al mismo tiempo, esa borrasca en los partidos de oposición mexicanos empaña los cristales a través de los cuales Morena observa su futuro y el del país, y hace necesario que permanentemente los esté limpiando para poder mirar bien el porvenir.
Al pueblo mexicano se le dio la tarea histórica e inédita de escoger al candidato presidencial de Morena, y no por la vía tradicional de un congreso que siempre tiene el peligro del dedazo, el tráfico de influencia y la mediatización.
Es preciso que el pueblo tenga un conocimiento lo más exacto posible de que, quien escoja, tenga grandeza moral y ética y la suficiente inteligencia, capacidad, voluntad de trabajo, entereza y comprensión histórica, de ser un continuador de la obra en marcha y no permita desvíos ni tergiversaciones de la Cuarta Transformación.
Con información de Prensa Latina