Por Bruno Cortés
En un país donde la política a veces se siente como un laberinto sin salida, los diputados del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) han decidido poner la voz en alto en un tema candente: la reforma al Poder Judicial. Imagínate un grupo de representantes que se sientan en la Cámara de Diputados y, con la fuerza de la mayoría detrás, proponen cambios fundamentales. Esa es la situación actual y, para entenderla mejor, es esencial conocer algunos detalles clave.
Primero, ¿qué es eso del “Constituyente Permanente”? Este es un término que puede sonar complicado, pero en realidad se refiere a la autoridad que tiene el pueblo, a través de sus representantes, para hacer reformas a la Constitución. Así que, cuando los diputados del PVEM dicen que el pueblo de México les dio un mandato claro, están hablando de cómo, en elecciones, los ciudadanos eligen a sus representantes para que tomen decisiones en su nombre. Este proceso es crucial porque, al final del día, son los ciudadanos quienes deberían tener la última palabra sobre cómo se organiza su país.
En un comunicado reciente, los diputados del PVEM han afirmado que las reformas aprobadas por ellos y por otros órganos del gobierno están en línea con lo que la Constitución establece. Esto significa que se siguieron todos los pasos legales necesarios para llevar a cabo esos cambios. Pero aquí viene la parte interesante: argumentan que, una vez que estas reformas son aprobadas, no pueden ser cuestionadas ni detenidas por el Poder Judicial. Ellos sostienen que la Constitución es la ley suprema y que, por lo tanto, ningún poder, ni siquiera el judicial, puede ir en contra de lo que el pueblo ha decidido a través de sus representantes.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha apoyado esta iniciativa, lo que añade un peso político considerable a la discusión. Al publicar y promulgar la reforma, se está cumpliendo con el proceso que la Constitución requiere. En este sentido, los diputados del PVEM subrayan la importancia de la democracia: un sistema donde el respeto por el mandato popular es fundamental. Esto se traduce en que, al final, es el pueblo quien decide y los representantes deben acatar esa decisión.
La crítica aquí se centra en el equilibrio entre los poderes. Aunque el Poder Judicial tiene su rol fundamental en la protección de la ley y los derechos, los diputados del PVEM parecen creer que su autoridad se limita cuando el pueblo habla. Este tira y afloja entre los poderes es parte de la dinámica política en México, un país que, como muchos otros, lucha por encontrar el equilibrio entre la ley y la voluntad del pueblo.
Así que, ¿qué significa todo esto para el ciudadano común? En esencia, significa que las decisiones que se toman en el Congreso no son solo palabras en papel; son reflejos de lo que la mayoría del pueblo quiere. Es un recordatorio de que, aunque la política puede ser complicada, al final, la voz del pueblo debe ser el faro que guíe a los representantes en su trabajo.
En resumen, el debate sobre la reforma al Poder Judicial es más que un simple choque de poderes; es una lucha por el alma de la democracia mexicana. La clave está en recordar que, sin el respaldo del pueblo, las decisiones no tienen fundamento. Y en este juego político, es crucial que los ciudadanos se mantengan informados y activos, porque al final del día, el poder radica en ellos.