La artista mexicana que conquista Estados Unidos

Frida Escobedo es una mujer reservada e introvertida que se define a sí misma de esta manera. A pesar de eso, es la primera mujer que diseña un ala en los 154 años de historia del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, conocido como MET. Así que reservada, sí, pero tímida o sumisa, no. Además, lo consigue a sus 45 años. Es joven para tal encargo arquitectónico, pero Escobedo no se ha echado atrás. 

Está absolutamente convencida de la visión que quiere transmitir a las nuevas galerías de arte contemporáneo y moderno del museo, que se presentaron a finales del 2024. Desde su estudio en el West Village de Nueva York ha proyectado una idea suave pero persistente de su personalidad. Así es como ha sido capaz de manejar un encargo que podría intimidar hasta a arquitectos consolidados como Frank Gehry o Norman Foster. 

También son así, con un enfoque decidido y que no se anda con rodeos, los casinos sin rollover. Las reglas están claras desde el principio y las emociones que se presentan lo hacen sin complicaciones innecesarias. Escobedo elimina barreras en todos los sentidos en el mundo de la arquitectura, los casinos sin rollover que puedes visitar desde cualquier lugar también ofrecen a sus jugadores una experiencia directa y sin obstáculos.

Un espíritu líder para el museo

No es fácil enfrentarse a esta nueva construcción. En el MET hay muchas partes interesadas y pueden ser muy vehementes en sus opiniones. Los comisarios que trabajan allí, pero también funcionarios del gobierno de la ciudad, quieren que lo que piensan se tenga en cuenta. Y esto es así porque el museo ocupa espacio público y no cualquiera. Está nada más y nada menos que en Central Park, así que sus defensores también sienten que tienen algo que decir. 

El comisario encargado del departamento de arte moderno y contemporáneo del museo, David Breslin, dijo que Escobedo tomaba en cuenta todas estas opiniones, pero a la vez defendía con seguridad las propuestas que presentaba. Tenía una idea muy luminosa sobre lo que significa el liderazgo, algo que se transmite a sus diseños e imágenes. 

Un futuro prometedor

Cuando Escobedo fue seleccionada en el 2022 para diseñar la nueva ala del MET, no era un nombre muy conocido. Su trayectoria había consistido hasta entonces en plantear estructuras temporales. Entre sus proyectos estaban las creadas para la Trienal de Arquitectura de Lisboa, la Bienal de Arquitectura de Chicago o para el Victoria and Albert Museum en Londres. 

Pero desde que firmó este proyecto le han llovido las ofertas. Entre sus trabajos actuales está una nueva sede para el National Black Theater de Harlem, en el que trabajará con el despacho de arquitectos Handel Architects de Nueva York. También tiene en su pipeline parte de la remodelación del Centro Pompidou de París con el estudio francés Moreau Kusunoki. Su trabajo no se limita a lo artístico. También tiene un proyecto residencial en Brooklyn, en el barrio de Boerum Hill. 

En su oficina trabaja un equipo de 15 personas en un clima de paz y armonía. Si Escobedo transmite tranquilidad, ese sentido se percibe también en su área de trabajo, en la que es difícil diferenciar el límite entre el trabajo y el ocio. Para ella, el trabajo es un placer, hasta el punto de sentir que no está trabajando. Así, su equipo se convierte en su familia extendida, con la que pasa muchísimo tiempo. Su oficina es también su hogar. 

Elegida por delante de otros estudios prestigiosos

Como decíamos, Escobedo no tenía mucha experiencia trabajando en Estados Unidos cuando fue seleccionada. Sin embargo, y después de buscar por todo el mundo, el MET la eligió por encima de otros cuatro estudios: Ensamble Studio, Lacaton & Vassal, SO-IL y David Chipperfield. Este último había presentado un diseño por 800 millones de dólares, cuando el de Escobedo bajaba su precio a unos 550 millones de dólares, se estima. 

El director del museo vio que Escobedo tenía una profunda comprensión del arte y del museo como espacio público. No creyó que se tratara de alguien cuyo lenguaje arquitectónico dominara en exceso, que es justo lo que el MET estaba buscando. 

Una vida entre México y Estados Unidos

Aunque aclara que no lleva su nombre por la artista Frida Kahlo, tiene una belleza semejante, llamativa y de un poder irresistible. Su vida transcurre la mitad del tiempo en Ciudad de México, de donde vienen sus influencias, profundamente arraigadas. Allí estudió arquitectura, en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Después hizo una maestría en arte, diseño y dominio público en la Graduate School of Design de Harvard. 

Su primer estudio lo instaló en Ciudad de México cuando tan solo tenía 23 años. Ahí ya puso en marcha su espíritu independiente. Nunca ha trabajado para otros. Con abrió su propio estudio, siendo tan joven, tenía muy poco dinero para desarrollar todos los proyectos que quería hacer y esa idea se ha convertido en su propósito de vida: hacer más con menos. 

Se ayudó de materiales simples, en vez de estar siendo esclava de los detalles más sofisticados. Así pudo redirigir su mirada a las grandes preguntas y empezar a pensar en qué quería comunicar, cómo quería jugar con la luz y cómo podría conseguir que lo que hiciera fuera interesante y cautivador. 

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