La agenda internacional de Sheinbaum: México se abre al mundo bajo su liderazgo
Claudia Sheinbaum, la próxima presidenta de México, ha dedicado su primera semana después de su victoria en las elecciones a dialogar con líderes internacionales de diversas ideologías, marcando un tono de apertura al mundo que contrasta con el aislacionismo percibido en el mandato actual del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha viajado al extranjero en pocas ocasiones.
Sheinbaum ha conversado con figuras como Joe Biden, presidente de Estados Unidos, Pedro Sánchez, presidente de España, Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional, y Ajay Banga, presidente del Banco Mundial, entre otros líderes mundiales.
Esta serie de conversaciones sugiere un giro hacia una mayor participación internacional por parte de México bajo la presidencia de Sheinbaum, en contraste con el enfoque más centrado en lo interno de López Obrador. Se espera que esta nueva postura fortalezca el papel de México tanto a nivel regional como global.
Según el ‘Proyecto de Nación’ de Sheinbaum, su política exterior se centrará en cuatro ejes principales: diplomacia y servicio exterior mexicano, condiciones de los mexicanos en el extranjero, abordar las causas de la migración y fortalecer las relaciones económicas globales.
En contraste, López Obrador, quien ha hecho pocas giras al extranjero durante su mandato, ha enfocado su política exterior principalmente en la relación con Estados Unidos y Centroamérica.
Sheinbaum enfrentará su primera prueba internacional en la reunión del G20 en Brasil en noviembre, donde se espera que su presencia como la primera mujer presidenta de México atraiga la atención de los líderes mundiales.
Sin embargo, también heredará desafíos significativos, incluida la relación con Estados Unidos, la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y la reparación de las relaciones con países como Ecuador y Perú.
Expertos advierten que aunque Sheinbaum busca fortalecer la integración latinoamericana, enfrentará desafíos heredados de la administración actual, como la demanda de México contra Ecuador en la Corte Internacional de Justicia y la necesidad de reconstruir relaciones con países que han tenido desencuentros con el gobierno actual.