El Clásico Nacional entre América y Chivas, disputado el pasado sábado en el Estadio Akron, terminó en un empate sin goles, pero el verdadero escándalo surgió tras el silbatazo final. Kevin Álvarez, lateral del América, resultó herido en la pierna izquierda por los vidrios de una botella lanzada desde las tribunas, un acto que ha generado indignación en el mundo del fútbol mexicano.

El entrenador del América, André Jardine, calificó el hecho como un peligro grave. «Si la botella hubiera impactado en la cabeza de algún jugador, estaríamos hablando de algo muy serio», declaró en conferencia de prensa. Afortunadamente, el impacto fue en la pierna de Álvarez, quien sufrió un corte que requirió atención médica inmediata.

La Liga MX emitió un comunicado anunciando la apertura de una investigación para esclarecer los hechos y deslindar responsabilidades. «Este tipo de actos no pueden quedar impunes», señaló Jardine, quien pidió sanciones ejemplares para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.

Este incidente pone nuevamente en el foco la falta de seguridad en los estadios de la Liga MX. Aficionados y jugadores han expresado su preocupación por la violencia en los recintos deportivos, exigiendo medidas más estrictas para garantizar la integridad de los protagonistas del juego.

América y Chivas volverán a enfrentarse este miércoles en el Estadio de la Ciudad de los Deportes, en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa de Campeones de la Concacaf. Este encuentro estará marcado por la tensión generada tras los lamentables sucesos del Clásico Nacional.