Por Juan Pablo Ojeda
En un esfuerzo estratégico para inclinar la balanza en las elecciones presidenciales de noviembre, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, ha llevado su campaña a los condados republicanos de Pensilvania. Su objetivo es reducir la ventaja de Donald Trump en esta región clave y fortalecer las posibilidades demócratas de conquistar el estado.
El 13 de septiembre, Harris concluyó su día de campaña con un mitin en el campus universitario de Wilkes-Barre, en el condado de Luzerne. En su discurso, propuso una “economía de oportunidades” para la clase media, reafirmó su compromiso con el derecho al aborto y criticó a Trump como un líder divisivo que prioriza sus intereses personales sobre los de la nación.
“Necesitamos un presidente que trabaje para todos los estadounidenses y que deje de intentar dividirnos. La gente ya está cansada de eso”, afirmó Harris, recibiendo una cálida respuesta del público presente.
Durante el evento, la vicepresidenta fue interrumpida por manifestantes que protestaban contra la guerra en Gaza. A pesar del malestar causado entre los asistentes, Harris abordó la situación con calma, expresando respeto por las voces disidentes pero recordando que el momento era para su discurso.
La campaña de Harris ha identificado las visitas a zonas conservadoras de Pensilvania como una oportunidad crucial para reducir la ventaja de Trump. Su estrategia se centra en captar a votantes indecisos en condados republicanos, con la esperanza de disminuir el margen de victoria de Trump y asegurar suficientes votos a nivel estatal para ganar Pensilvania.
Wilkes-Barre, ubicada en el condado de Luzerne, es emblemática de los desafíos que enfrentan los demócratas en este estado. Luzerne, que fue ganada por Barack Obama en 2008 y 2012, se inclinó hacia Trump en 2016 y 2020, cuando el expresidente superó a Hillary Clinton por casi 20 puntos y a Joe Biden por 14 puntos.
La otra parada de Harris fue en Johnstown, en el condado de Cambria, a unos 100 kilómetros al este de Pittsburgh. Este condado sigue una tendencia similar a la de Luzerne, habiendo sido ganado por Obama en 2008 y 2012, pero luego conquistado por Trump en 2016 y 2020.
En Johnstown, Harris conversó con votantes en un café-librería, destacando su compromiso de ganar “cada uno” de los votos y su intención de pasar tiempo en las comunidades locales.
“Por eso estoy aquí, y vamos a pasar mucho más tiempo en Pensilvania”, dijo Harris, quien ha dedicado seis de los últimos siete días a hacer campaña en este estado.
La campaña de Harris subraya la importancia de Pensilvania en las elecciones presidenciales, dado que con 19 votos en el Colegio Electoral, el estado puede ser decisivo para determinar al próximo presidente de Estados Unidos. De acuerdo con un comunicado de su equipo de campaña, 16 de sus 50 oficinas en Pensilvania están ubicadas en condados rurales donde Trump obtuvo una amplia victoria en 2020. El objetivo es limitar la ventaja de Trump en esas áreas y así mejorar las probabilidades demócratas en la contienda.
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