En un acto que reafirma los lazos culturales entre México e Italia, 101 piezas arqueológicas han vuelto a su tierra natal después de años de ausencia. Este evento no solo marca un triunfo diplomático, sino que también subraya la importancia de la preservación del patrimonio cultural en la era global.
Las piezas restituidas son un verdadero viaje por la historia mesoamericana. Según Diego Prieto Hernández, director general del INAH, estas reliquias abarcan un periodo impresionante desde el año 900 a.C. hasta el siglo XVI, justo antes de la llegada de los españoles.
«Cada pieza cuenta una historia», explica Prieto. «Desde figuras antropomorfas que revelan la fascinación de nuestros antepasados por el cuerpo humano, hasta objetos cotidianos que nos dan una ventana a la vida diaria de civilizaciones milenarias».
La subsecretaria de Relaciones Exteriores, María Teresa Mercado Pérez, destacó la importancia simbólica de este acto. «Esta restitución no solo devuelve objetos físicos, sino que también fortalece los lazos entre nuestras naciones», afirmó durante la ceremonia en la Embajada de México en Roma.
Por su parte, Giorgio Silli, subsecretario de Estado de Asuntos Exteriores de Italia, resaltó la convicción compartida sobre la importancia del patrimonio cultural en la identidad nacional. «Tanto Italia como México son potencias culturales con una rica historia. Entendemos el valor de estos objetos más allá de su aspecto material», comentó.
Este evento es parte de un esfuerzo más amplio. Desde 2018, México ha recuperado casi 800 piezas arqueológicas de Italia, gracias a la estrecha cooperación entre ambos países. Además, se está trabajando en la formación de personal especializado de la Guardia Nacional mexicana, inspirándose en el modelo del Arma de Carabineros italiano, para combatir el tráfico ilícito de bienes culturales.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha hecho de la recuperación del patrimonio cultural una prioridad de su administración. Esta restitución es un paso más en esa dirección, asegurando que las generaciones futuras puedan conectar con su pasado de manera tangible.
Mientras las 101 piezas se preparan para su exhibición en México, queda claro que cada objeto restituido es más que un artefacto: es un puente entre el pasado y el presente, un recordatorio de la riqueza cultural de México y un símbolo de cooperación internacional en la preservación del patrimonio mundial.