El gobierno de Israel anunció el corte inmediato del suministro de electricidad a la Franja de Gaza, una medida que agrava la ya crítica situación humanitaria en el enclave palestino. Este anuncio llega en un contexto de negociaciones indirectas con Hamás para extender la tregua vigente desde enero, mientras ambas partes mantienen posturas enfrentadas sobre el futuro del conflicto.

La única línea eléctrica que conecta a Gaza con Israel abastece a la principal planta desalinizadora del territorio, que provee agua potable a más de 600,000 personas. Sin electricidad, la población depende de generadores y paneles solares, recursos limitados debido al bloqueo israelí. Según el Ministerio de Salud de Gaza, solo el 10% de los suministros médicos necesarios han ingresado al territorio, exacerbando la crisis.

Delegaciones de Israel y Hamás se reunirán en Doha, Catar, con mediadores respaldados por Estados Unidos para discutir la segunda fase del alto al fuego. Mientras Hamás exige la retirada total de las tropas israelíes y el fin del bloqueo, Israel busca prolongar la tregua sin comprometerse a estas demandas. La primera fase permitió el intercambio de rehenes y prisioneros, pero las tensiones persisten.

Desde el inicio de la guerra en octubre de 2023, más de 48,000 palestinos han muerto, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, mientras que Israel reporta 1,218 víctimas, en su mayoría civiles. Naciones Unidas ha calificado la situación como una de las peores crisis humanitarias de la región.

En paralelo, el presidente estadounidense Donald Trump ha propuesto un controvertido plan para reconstruir Gaza y convertirla en la «Riviera de Oriente Medio». Este proyecto incluye el desplazamiento de los habitantes hacia Egipto y Jordania, una idea rechazada por ambos países y la comunidad internacional.