Ciudad de México, 16 de agosto de 2023.- Un investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha descubierto proteínas ancestrales en cascarones de dinosaurio, lo que podría ayudar a proteger a las aves en peligro de extinción.
Abel Moreno Cárcamo, del Instituto de Química (IQ), ha estado estudiando el desarrollo genético detrás de las proteínas relacionadas con la evolución, las llamadas intraminerales, presentes en cascarones de huevo de algunas aves y reptiles. Mediante su aislamiento, purificación y caracterización es posible conocer el pasado de estos animales; por ello, se les considera proteínas ancestrales, ya que contienen la historia evolutiva de una especie.
En su investigación, Moreno Cárcamo descubrió que las proteínas intraminerales están en dos grupos: en las aves neognatas (las más evolucionadas, como las gallinas) que tienen una sola proteína intramineral abundante, y en las paleognatas (también conocidas como aves ancestrales por ser herederas naturales de los dinosaurios, grupo que incluye al avestruz, emú, kiwi y ñandú), las cuales tienen dos proteínas intraminerales.
Para obtener estos resultados fue indispensable comparar análisis de los cascarones de huevo de gallina y aves ancestrales con los de cocodrilo y dinosaurio (estos últimos fueron difíciles de conseguir). Gracias a una publicación en Gaceta UNAM sobre su trabajo, el paleontólogo René Hernández, del Instituto de Geología de la UNAM, se acercó para decirme que ellos tenían restos de cascarones de huevos de cinco hadrosaurios de 70 millones de años hallados en El Rosario, Baja California, México. Así fue como con su donación pudimos seguir con el proyecto.
La revisión de la caracterización de los cinco cascarones de hadrosaurio les ha permitido no sólo entender el proceso de biomineralización de carbonato de calcio, sino también correlacionar los radios y forma de poros con el tipo de dinosaurio.
El experto en Cristalografía y Cristaloquímica indica que hoy en día la ciencia es multidisciplinaria y que, para este proyecto, han echado mano de ciertas tecnologías, como las nuevas técnicas de radiación sincrotrón con las que han conseguido resoluciones extraordinarias, es decir, realizado estudios atómicos moleculares con mayor precisión.
Los sincrotrones son centros de altas energías que producen luz intensa. Esto permite hacer análisis que van desde los rayos gamma hasta los infrarrojos, pasando por los X y ultravioleta. La técnica consiste en acelerar electrones a velocidades cercanas a la de la luz en un espacio casi del tamaño de un estadio de futbol, los cuales son frenados con magnetos colocados a ciertas distancias para provocar emisión de luz sincrotrón, explica.
“La posibilidad de usar estas técnicas no destructivas –como las de microdifracción y microfluorescencia– nos ayudaron a determinar señales de azufre (característicos de proteínas ancestrales) en muestras de cascarones de dinosaurio.”
El universitario asevera que, de entenderse el papel de las proteínas intraminerales en la formación de cascarones de huevo de aves y reptiles a lo largo del tiempo, podría replantearse el tema de proteger a un ave en peligro de extinción con las herramientas adecuadas. “Muchas de nuestras investigaciones relacionadas con las proteínas ancestrales han dado pie a otras en el ámbito mundial. México –y sobre todo la UNAM– está a la vanguardia con estas indagaciones”, dice.
Por ésta y otras contribuciones a las ciencias químicas, hace poco Abel Moreno fue nombrado Fellow of the Royal Society of Chemistry, reconocimiento otorgado a miembros distinguidos de esta sociedad científica del Reino Unido, fundada en 1841 (la sección de química data de 1980). Dicha institución fomenta la investigación en el área química y publica revistas científicas, libros y bases de datos.
“Los logros realizados han sido gracias a que la UNAM me ha permitido este crecimiento y proyección internacional, ya que me ha otorgado las herramientas y condiciones para hacer ciencia de verdad. Quienes trabajamos en el área sabemos que tenemos la libertad de impactar en el mundo científico y muestra de ello es que vienen especialistas de China, Israel, Europa y Estados Unidos para hacer, aquí, más ciencia.”