CDMX a 29 de abril, 2024.- El ambiente se caldeó durante el segundo debate presidencial cuando las candidatas Claudia Sheinbaum de la coalición «Sigamos Haciendo Historia» y Xóchitl Gálvez de «Fuerza y Corazón por México» elevaron la tensión con un intercambio de acusaciones y apodos que capturó la atención de los espectadores. En un giro inusual para un evento de esta naturaleza, ambas candidatas recurrieron a sobrenombres peyorativos para atacarse mutuamente, dejando en evidencia la intensidad de la contienda electoral.
Durante un segmento dedicado al medio ambiente, Sheinbaum tildó a Gálvez de «corrupta», acusándola de aprobar construcciones ilegales durante su gestión en la delegación Miguel Hidalgo. Según Sheinbaum, Gálvez permitió la edificación de una plaza comercial con tres pisos no autorizados, implicando un daño ambiental y un acto de corrupción.
Gálvez no tardó en responder, utilizando el término «narcocandidata» para referirse a Sheinbaum. La candidata de la oposición desafió la credibilidad de las acusaciones de su contrincante y cuestionó por qué, si eran ciertas, no se tomaron medidas para demoler las construcciones ilegales. Además, Gálvez también calificó a Sheinbaum como «la candidata de las mentiras», intensificando el intercambio de golpes verbales entre ambas.
Este choque de titanes no solo dominó el debate sino que también puso de relieve el clima de división y confrontación que caracteriza la actual campaña presidencial. Los espectadores del debate presenciaron un encuentro donde las propuestas se vieron a menudo eclipsadas por ataques personales, un reflejo del polarizado panorama político mexicano.