Las redes sociales han revolucionado la forma en que los políticos se comunican con los ciudadanos durante las campañas electorales. Instagram, en particular, ha adquirido una relevancia sin precedentes, donde la imagen y el contenido visual son primordiales. En México, la plataforma ha sido utilizada para proyectar una imagen de celebridad, priorizando la espectacularidad y una estética artística provocativa o de fama y glamour inmediatista.
Las «stories» de Instagram se han convertido en una herramienta esencial para los políticos, permitiéndoles compartir momentos de su vida diaria, como mitines, viajes y encuentros con votantes. Esta estrategia les permite acercarse a los votantes y humanizar su imagen.
Sin embargo, esta tendencia también ha llevado a la instrumentalización de las redes sociales para ganar seguidores, sacrificando la construcción de una agenda mediática clara. En lugar de presentar propuestas y debatir sobre temas de relevancia política, algunos políticos han optado por exponer su intimidad, como si fueran influencers en busca de likes y popularidad.
Además, la Comisión Federal Electoral de Estados Unidos ha iniciado un proceso para regular los «deepfakes» creados por inteligencia artificial en anuncios políticos en Facebook e Instagram.
En México, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha tomado medidas para proteger a los menores de edad y garantizar la equidad en las campañas políticas en Instagram
Por otro lado, las noticias falsas y la desinformación han jugado un papel importante en las elecciones mexicanas, con las redes sociales utilizadas para difundir contenido engañoso y polarizante.
En conclusión, Instagram ha transformado la forma en que se llevan a cabo las campañas políticas en México, pero también ha planteado nuevos desafíos y preocupaciones éticas.