CDMX a 9 de julio, 2024.- En junio de 2024, la inflación en México continuó su tendencia al alza, ubicándose en 4.98%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Este incremento, impulsado en gran medida por el aumento en los precios de frutas y verduras, representa el cuarto mes consecutivo de crecimiento en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
Entre los productos que más aumentaron su precio en junio destacan el chayote, con un impresionante incremento mensual de 128.6%; la naranja, que subió 31.37%; y la lechuga y col, con un aumento de 21.89%. Otros productos que registraron incrementos significativos incluyen el aguacate (17.65%), plátanos (13.98%) y diversas verduras y legumbres (15.48%).
En términos anuales, las frutas y verduras se encarecieron un 19.73%, lo que ha generado preocupación entre los consumidores y expertos en economía.
A pesar del alza general, algunos productos experimentaron una disminución en sus precios durante el mes de junio. Entre estos destacan el jitomate, el chile serrano, el huevo, las uvas, los chiles secos y los paquetes de internet, telefonía y televisión de paga. Estos descensos han ofrecido un alivio parcial a los consumidores frente a los aumentos en otros rubros.
La inflación subyacente, que excluye los precios de bienes y servicios más volátiles, registró un aumento mensual de 0.22%, pasando de una tasa anual de 4.21% en mayo a 4.13% en junio. Dentro de este índice, los precios de las mercancías subieron un 0.18% mensual y 3.28% anual, mientras que los servicios aumentaron un 0.27% en el mes y 5.15% anual.
Por otro lado, el índice no subyacente mostró que los precios de los productos agropecuarios crecieron un 1.54% mensual, y los precios de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno aumentaron un 0.26% en el mismo periodo.
Este aumento en la inflación refleja las continuas presiones sobre los precios de productos esenciales, especialmente en el sector agropecuario. Los consumidores enfrentan mayores costos en su canasta básica, lo que plantea retos adicionales en la gestión de su economía doméstica.
Expertos sugieren que las autoridades monitoreen de cerca estas tendencias y consideren políticas que puedan mitigar el impacto en los sectores más vulnerables. La estabilidad de los precios y la protección del poder adquisitivo de la población son cruciales para el bienestar económico del país.