Por Juan Pablo Ojeda
Las sorpresas continúan sacudiendo la NFL, y esta vez, el Cleveland Browns, con un récord de 3-8, dio un golpe contundente al vencer a los Pittsburgh Steelers, que llegaban al juego con una racha de ocho victorias consecutivas y un récord de 8-3. El marcador final de 24-19 en un encuentro que tuvo más emoción de lo que los fanáticos esperaban, destacó por su imprevisibilidad y por la intensidad propia de una de las rivalidades más antiguas de la liga: la de los Browns contra los Steelers.
El ambiente en Pittsburgh estuvo marcado por condiciones climáticas extremas, con una tormenta de nieve que complicó el desarrollo del juego. A pesar de ello, Cleveland supo aprovechar el contexto y sacó a relucir su juego agresivo, convirtiendo las cuatro oportunidades de cuarta que enfrentó durante el partido. Esta decisión estratégica se convirtió en un factor crucial para asegurar la victoria.
Los Steelers fueron los primeros en anotar, gracias a un gol de campo de 48 yardas ejecutado por Chris Boswell. Sin embargo, los Browns no tardaron en responder. Nick Chubb, el corredor estrella de Cleveland, encontró un hueco en la famosa “Cortina de Acero” para anotar el primer touchdown del juego, y con ello, tomar la ventaja 7-3. Antes del descanso, Dustin Hopkins aumentó la diferencia con un gol de campo que puso a los Browns arriba 10-3.
A pesar de la desventaja, Pittsburgh no bajó los brazos. En el tercer cuarto, lograron recuperar el balón de forma rápida tras un fumble de Cedric Tillman, pero la ofensiva de los Steelers falló al no convertir en cuarta oportunidad. El partido se mantuvo tenso y la nieve arreciaba con fuerza, añadiendo más dramatismo al choque. Sin embargo, los Browns demostraron su capacidad para adaptarse a las adversidades, optando por jugadas agresivas que les permitieron mantener la ventaja.
Una de las jugadas más arriesgadas fue cuando Cleveland decidió no buscar un gol de campo, sino arriesgarse en una cuarta oportunidad que les permitió mantener viva su ofensiva, y que culminó en un touchdown de Nick Chubb. Aún con la ventaja, Cleveland no se conformó, y optó por una conversión de dos puntos que los puso arriba 18-6.
Con el reloj corriendo en su contra, los Steelers, dirigidos por Mike Tomlin, buscaron reaccionar. Después de una serie de penalizaciones clave a la defensiva de los Browns, Pittsburgh avanzó hasta la yarda tres, donde Jaylen Warren corrió para un touchdown y recortó la diferencia a 18-13. Pero el drama no terminó allí.
En una jugada que marcó un cambio en el curso del juego, el mariscal de campo de Cleveland, Jameis Winston, sufrió un golpe de Nick Herbig, quien provocó un fumble que los Steelers recuperaron en la yarda 27. Con esta nueva oportunidad, Pittsburgh estuvo cerca de darle la vuelta al juego, pero la ofensiva de los Browns volvió al campo con más de tres minutos por jugar. Cleveland no se dejó intimidar, y tras arriesgarse en otra cuarta oportunidad, finalmente logró poner a Nick Chubb en la zona roja, quien anotó el touchdown del triunfo.
Con esta victoria inesperada, Cleveland logra un respiro en su temporada, mientras que Pittsburgh, que hasta ahora había sido uno de los equipos más sólidos de la campaña, ve cómo se les escapa una victoria que parecía asegurada. La rivalidad entre Browns y Steelers dejó una vez más claro que en la NFL nada está escrito, y que cualquier cosa puede suceder, especialmente en un Thursday Night Football lleno de sorpresas.