Ciudad de México, 3 de noviembre del 2023.- En un reciente informe remitido al Congreso de la Ciudad de México, la Secretaría de Administración y Finanzas ha revelado una alarmante parálisis financiera en la mitad de las alcaldías de la capital. Con el cierre del ejercicio fiscal 2023 a la vuelta de la esquina, nueve de las dieciséis demarcaciones de la metrópoli no han hecho uso ni han comprometido recursos del presupuesto destinado a la participación ciudadana, poniendo en riesgo el desarrollo de proyectos esenciales para el bienestar colectivo.
El Presupuesto Participativo, que asciende a la considerable cifra de 1,826 millones de pesos, representa una oportunidad clave para que los habitantes de las alcaldías incidan directamente en la asignación y utilización de fondos para proyectos de interés público. Esta suma no solo es significativa en términos de participación democrática, sino que también constituye el 4% de los recursos totales de cada alcaldía, y es un componente esencial del robusto Presupuesto de Egresos de la Ciudad de México, que se eleva a más de 248 mil millones de pesos.
La relevancia de este presupuesto es tal que su subutilización no solo refleja una preocupante desconexión entre las autoridades locales y las necesidades de sus comunidades, sino que también amenaza con dejar en el tintero una serie de iniciativas y mejoras que podrían influir positivamente en el ámbito social y económico de las regiones más afectadas.
El panorama descrito por la Secretaría de Administración y Finanzas es un toque de alarma para el gobierno de la ciudad y sus alcaldes. La falta de compromiso con el Presupuesto Participativo no solo plantea interrogantes sobre la eficiencia de la gestión local, sino que también pone de manifiesto la urgente necesidad de reformas en los procesos de toma de decisiones financieras.
La ciudadanía espera que sus representantes reaccionen frente a esta situación con medidas concretas, asegurando que los recursos disponibles sean asignados con transparencia y eficacia. El tiempo apremia, y el bienestar de millones de capitalinos pende de un hilo presupuestario que, hasta ahora, parece haber sido olvidado por quienes tienen la responsabilidad de manejarlo.
A medida que el ejercicio fiscal 2023 se aproxima a su fin, las alcaldías tienen la obligación inmediata de rectificar su curso y garantizar que el dinero destinado al empoderamiento y mejoramiento de la comunidad sea finalmente utilizado. De lo contrario, la credibilidad de las instituciones locales, así como la confianza en los mecanismos de participación ciudadana, podrían verse seriamente comprometidas.