27 de diciembre de 2023.-La temporada de festividades trae consigo la tradicional pirotecnia que, aunque llena de color y espectáculo, también deja una marca invisible pero perjudicial en nuestra calidad del aire. La pirotecnia, utilizada en celebraciones alrededor del mundo, se ha revelado como una fuente significativa de contaminación atmosférica, contribuyendo al calentamiento global y representando un riesgo para la salud de la población.
Los informes recientes destacan que la pirotecnia genera emisiones de monóxido de carbono y partículas suspendidas, conocidas como PM2.5, elementos que tienen consecuencias perjudiciales tanto para el medio ambiente como para la salud humana. El monóxido de carbono es un gas tóxico que, al ser liberado en la atmósfera, contribuye al cambio climático al atrapar el calor en la atmósfera, intensificando así el efecto invernadero.
Las partículas suspendidas PM2.5, al ser inhaladas, representan un riesgo para la salud respiratoria. Estas partículas son lo suficientemente pequeñas como para penetrar profundamente en los pulmones, causando irritación y aumentando la susceptibilidad a enfermedades respiratorias como el asma. Además, la exposición a estas partículas puede agravar condiciones preexistentes en personas con problemas cardiovasculares, tiroides y, de manera alarmante, afectar negativamente a los niños.
La contaminación del aire derivada de la pirotecnia se convierte así en una preocupación seria para la salud pública, especialmente durante las celebraciones festivas donde el uso de fuegos artificiales es común. Es imperativo que la sociedad tome conciencia de estos impactos y busque alternativas más sostenibles y seguras para conmemorar eventos festivos.
Organizaciones ambientales y expertos en salud instan a considerar opciones menos perjudiciales, como espectáculos pirotécnicos sin componentes químicos dañinos o el uso de tecnologías más limpias. Además, fomentan la educación sobre los riesgos asociados con la exposición a la contaminación del aire durante estas festividades, y la importancia de proteger a los grupos más vulnerables de la población.
La celebración responsable puede coexistir con la preservación del medio ambiente y la salud pública. Tomar decisiones conscientes durante las festividades no solo contribuye a la reducción de la contaminación del aire, sino que también protege a quienes son más susceptibles a los impactos adversos.