Chiapas a 21 de octubre, 2024.- El asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, ocurrido el domingo 20 de octubre en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, ha encendido las alarmas en la región. El sacerdote, conocido por su lucha en defensa de los derechos humanos y su trabajo con comunidades indígenas, fue atacado a tiros mientras se dirigía al templo de Guadalupe tras oficiar una misa en el barrio de Cuxtitali.
La Diócesis de San Cristóbal de las Casas ha reaccionado enérgicamente, exigiendo un alto total a la violencia en Chiapas, que consideran el resultado de la impunidad, complicidad y corrupción que prevalece en el estado. En un comunicado, la Iglesia Católica ha pedido a las autoridades el desmantelamiento inmediato de los grupos criminales que operan en la región, así como el esclarecimiento del homicidio del padre Marcelo, advirtiendo contra «acusaciones ligeras» para evadir la presión social.
Durante la misa de cuerpo presente en honor al sacerdote, el obispo de San Cristóbal, Rodrigo Aguilar Martínez, llamó a los responsables de la violencia a recapacitar y cambiar su vida, reiterando el perdón desde la Iglesia, pero también una invitación a rectificar su camino. «Perdonamos de corazón a los que ejecutaron esta acción, pero les invitamos a transformar su corazón conforme a las bienaventuranzas de Cristo Jesús», señaló el obispo.
El padre Marcelo Pérez era una figura respetada en Chiapas, especialmente en los municipios de Simojovel, Pantelhó y San Cristóbal de las Casas, donde trabajó incansablemente por la justicia y la paz, enfocándose en la protección de los derechos de las comunidades indígenas. Su labor en defensa de las víctimas de la masacre de Acteal y su activismo pacifista lo convirtieron en una voz de autoridad moral en la región.
La organización civil Las Abejas de Acteal, que lucha por la justicia en el caso de la masacre ocurrida en 1997, rindió homenaje al sacerdote durante la ceremonia. «Estuvo acompañándonos en nuestra lucha no violenta», mencionó un representante de la organización, destacando el compromiso del padre Marcelo con la causa indígena y su lucha por la paz.
El homicidio ha sido condenado por diversas organizaciones nacionales e internacionales, entre ellas la ONU, que expresó su preocupación por la violencia en la región y demandó una investigación exhaustiva. Activistas y defensores de derechos humanos también han levantado la voz para exigir justicia, subrayando la necesidad de proteger a aquellos que defienden los derechos de las comunidades vulnerables.
La muerte del padre Marcelo no es un caso aislado, sino parte de un contexto de creciente violencia en Chiapas, donde los conflictos por el control territorial entre grupos criminales han puesto en riesgo a líderes comunitarios, activistas y religiosos. La Iglesia Católica ha señalado que esta violencia es producto de años de impunidad y complicidad por parte de las autoridades, y ha exigido acciones concretas y urgentes para ponerle fin.
La comunidad espera respuestas y justicia para el sacerdote que dedicó su vida a luchar por los más desprotegidos. Mientras tanto, su legado como defensor de la paz y los derechos humanos continúa resonando en Chiapas, donde muchos aún buscan el camino hacia la justicia.