CDMX a 13 de junio, 2024.- El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el regulador autónomo de telecomunicaciones de México, se encuentra en un momento crítico. Con el cambio de gobierno y las nuevas reformas en el horizonte, el IFT ha extendido una invitación para dialogar con Claudia Sheinbaum, la presidenta virtual electa, enfatizando la importancia de mantener su autonomía en el creciente mundo digital y de nearshoring.
Recientemente, Arturo Robles, comisionado del IFT, confirmó el envío de una carta al equipo de campaña de Sheinbaum tras la confirmación de los resultados electorales. La misiva busca abrir un canal de diálogo sobre el futuro del IFT, en un momento en que el nuevo gobierno contempla reformas constitucionales que podrían integrar las facultades del IFT a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).
El llamado Plan C, impulsado por Morena, incluye un paquete de 20 reformas significativas. Una de estas busca desmantelar entes autónomos como el IFT para reasignar sus funciones. Esta propuesta ha generado incertidumbre sobre la capacidad del IFT para seguir supervisando de manera imparcial y eficaz el sector de telecomunicaciones, crucial para la economía y la sociedad mexicana.
Desde su establecimiento hace once años, el IFT ha sido fundamental en aumentar la competitividad y regulación del sector de telecomunicaciones. Ha enfrentado desafíos significativos, incluyendo la operación con un número reducido de comisionados y la necesidad de adaptar su estructura interna para mantener su funcionalidad.
La respuesta de Sheinbaum y su administración será clave para definir no solo el futuro del IFT, sino también el panorama regulatorio de las telecomunicaciones en México. La autonomía del IFT es vista por muchos expertos como esencial para garantizar una competencia justa y para proteger los intereses de los consumidores mexicanos en un mercado cada vez más dominado por grandes conglomerados tecnológicos y digitales.
El diálogo entre el IFT y la futura presidenta Sheinbaum será decisivo. La capacidad de México para manejar su espacio digital y de telecomunicaciones de manera justa y proactiva está en juego, y las decisiones tomadas ahora resonarán en el futuro de la tecnología y la información en el país.