José Ramón López Beltrán, hijo mayor del expresidente Andrés Manuel López Obrador, se vio envuelto en una nueva controversia luego de que Grok, la inteligencia artificial de la plataforma X (antes Twitter), hiciera referencia a su supuesto “estilo de vida lujoso” y a sospechas de conflictos de interés. Todo comenzó cuando un usuario cuestionó a la IA sobre los ingresos de López Beltrán, y la respuesta incluyó su empleo en KEI Partners y la polémica en torno a su residencia en Houston, conocida como la «Casa Gris».

La reacción de José Ramón no tardó en llegar. A través de su cuenta en X, desmintió tener un estilo de vida ostentoso y negó cualquier relación con empresas vinculadas a contratos del gobierno mexicano, como Baker Hughes y el Tren Maya. “No existen ingresos adicionales fuera de mi trabajo, y ya se ha investigado a fondo sin que se haya encontrado evidencia de corrupción”, respondió el hijo del exmandatario, exigiendo a Grok que rectificara su información.

En respuesta a la presión, Grok modificó su respuesta, aclarando que aunque no hay pruebas de corrupción, sí existe una conexión indirecta entre KEI Partners y el Tren Maya, además de la controversia sobre la casa rentada en Houston a un exejecutivo de Baker Hughes. Sin embargo, la IA reiteró que no se ha comprobado ningún conflicto de interés. A pesar del ajuste en la respuesta, el tema reavivó debates en redes sociales sobre la transparencia y los privilegios de las familias de figuras políticas.

El episodio también trae de vuelta la polémica que surgió en 2022, cuando una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) reveló que la casa donde residió José Ramón en Houston era propiedad de un exejecutivo de Baker Hughes, empresa con contratos millonarios con Pemex. En su momento, la Secretaría de la Función Pública descartó cualquier conflicto de interés, pero el tema sigue siendo un punto de discusión en la opinión pública.

Este choque entre López Beltrán y Grok refleja el impacto que las nuevas tecnologías tienen en el debate político y la percepción pública. Mientras la inteligencia artificial se vuelve una herramienta más para la difusión de información, también plantea nuevos cuestionamientos sobre la veracidad de los datos que maneja y su influencia en la imagen de personajes públicos.