Por Juan Pablo Ojeda
En un partido que quedará grabado en la memoria de todos los aficionados de los Detroit Lions, el equipo comandado por Dan Campbell logró una remontada impresionante en Houston, superando a los Texans por 26-23. Con este triunfo, los Lions han hecho historia, alcanzando un arranque de temporada de 8-1, el mejor en la historia de la franquicia. Sin embargo, la victoria no fue fácil, ya que tuvieron que sobreponerse a una difícil primera mitad, donde sufrieron hasta cinco intercepciones, y llegaron a estar 7-23 abajo antes de iniciar el tercer cuarto.
El primer tiempo fue un auténtico desafío para Jared Goff y los Lions. Desde el principio, la defensiva de los Texans, liderada por el safety Jalen Pitre, fue imparable. En la primera serie ofensiva de Detroit, Pitre desvió un pase de Goff, el cual terminó siendo interceptado por Jimmie Ward, lo que permitió a los Texans anotar el primer touchdown del partido con Joe Mixon. La defensiva de Houston continuó su dominio, y a medida que avanzaba el segundo cuarto, Goff sufrió dos intercepciones más, lo que permitió a los Texans capitalizar y ponerse 23-7 al final de la primera mitad. El panorama para los Lions era sombrío: un equipo lleno de errores, un Goff desconcentrado y una defensa que, aunque luchaba, no podía frenar el ataque de Houston.
Pero en el vestidor, los Lions encontraron la motivación que necesitaban. Con una charla intensa y con la mente puesta en la remontada, la defensiva de Detroit se encargó de poner las cosas en marcha. Apenas comenzado el tercer cuarto, Carlton Davis interceptó a C.J. Stroud, el mariscal de campo de los Texans, y aunque Goff no lograba concentrarse en su propio juego, la ofensiva de Detroit comenzó a mostrar señales de vida. Fue el corredor David Montgomery quien, con una poderosa jugada, acortó la distancia en el marcador, dejando el juego 13-23.
Mientras Stroud sufría su segunda intercepción, Goff, a pesar de estar luchando con su propia falta de precisión, logró mantenerse en el juego. Con ambos mariscales de campo entregando balones y la tensión aumentando, los Lions comenzaron a ponerse a tiro de gol. Con un espectacular touchdown de Amon-Ra St. Brown, los Lions se pusieron a solo tres puntos del empate. Y justo cuando el reloj avanzaba hacia los últimos segundos, Jake Bates, el pateador de los Lions, hizo historia al acertar un gol de campo de 58 yardas, el más largo de su carrera, para empatar el marcador 23-23.
Pero lo mejor estaba por venir. En los últimos instantes del juego, con apenas unos segundos en el reloj, Bates repitió su hazaña, esta vez anotando un gol de campo de 52 yardas para darle a los Lions su histórica victoria por 26-23.
A pesar de las cinco intercepciones sufridas, Jared Goff se convirtió en el primer quarterback de la historia de los Lions en ganar un partido después de sufrir tantas entregas de balón. Este juego será recordado como una de las remontadas más épicas de la temporada, y los Lions, con su marca de 8-1, se consolidan como uno de los equipos más sólidos y resilientes de la NFL.